Siendo honestos, me resulta muy difícil desencriptar el sentido y el motivo de la existencia de Shadow Wolves. Tuve la sensación, durante bastante tiempo del metraje, que en realidad estaba viendo un episodio piloto de una serie.

Plantean una historia y unos personajes, que terminan interactuando debido a una apertura de flecos, de subtramas, con otro planteamiento y con unos personajes, que realmente encajan de forma antinatural. Por ello pensaba que no podía ser una película, sino un episodio piloto. Era imposible darle forma a la historia, al guion que se nos estaba presentando en tal solo 90 minutos.

Siempre me parece atractiva una historia basada en la cultura de los pueblos nativos norteamericanos. En esta ocasión no le encuentro ningún sentido al planteamiento de la serie, a no ser que su cometido fuese homenajear y reclamar respeto para ellos. Unos pueblos, que a pesar de las injusticias cometidas a lo largo de la historia, siempre han contribuido con el sentido de pertenencia, a la defensa de los Estados Unidos. Accediendo a carreras militares, participando en los conflictos armados en los cuales su país ha participado.

Resulta poco comprensible, si no aceptable, interconectar una supuesta unidad de élite compuesta por nativos Navajos, Cheyenne, etcétera (funcionando como amateurs, ciertamente) con coyotes mexicanos, el terrorismo internacional yihadista de alta escala y el MI6 británico. Manejado de una forma tan chapucera que llama la atención.

La honestidad hace que la película, no pueda ser considerada de otra forma que no sea de, mala o muy mala, y en ocasiones, rozando el esperpento.

A pesar de todo, siempre me resulta agradable ver en escena a Graham Green. Así como lo gratificante que me resulta, percibir esa mística que transmiten la cultura, las tradiciones, y el aura que rodea siempre a los Indios norteamericanos.

La película carece de sentido, despropósito absoluto de guion, de ejecución, de historia. En resumidas cuentas, despropósito absoluto de todo.