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Voto de cineclasico73:
8
Romance. Comedia La joven Sabrina, hija del chofer británico de los poderosos Larrabee, está enamorada del hijo menor de la familia, que coquetea con ella por puro entretenimiento. El padre la envía a Paris, de donde vuelve convertida en una mujer elegante y seductora que trastorna a los dos hermanos Larrabee, tanto al frívolo David como al hermético y adusto Linus. (FILMAFFINITY)
1 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer lugar, diré que, desafortunadamente, por cosas de la vida, vi primero la versión que Pollack con Harrison Ford incluido hizo de la obra de Wilder. No me pareció gran cosa, pero me despertó la curiosidad, a sabiendas de la pérdida de sorpresa por el descubrimiento de un producto ya conocido, de observar el trío Bogart, Hepburn y Holden juntos a las ordenes del gran director. Sobre todo, el de ver a Bogart en un género tan distante de su prototipo de rol que lo hizo icono dentro del cine. Esa fue la excusa principal, sin desconocer en ningún momento mi admiración por la Audrey de siempre. Obviamente, y gracias a Wilder y compañía, me encantó el film. Y creo que esa es la palabra que más se le acomoda: Encantadora. Wilder, da otra lección que sólo el y unos pocos eran capaces, dándole ese toque que se destaca por lo inconfundible y único, así sea con un guión más que sencillo. Además, ver a Audrey, hermosa, con esa sonrisa y esa mirada magnéticas por decir lo menos, en el centro de un triángulo amoroso entre esas dos figuras monumentales del séptimo arte es de disfrutar plenamente, así parezca cronológicamente un poco menor a la figura mítica del gran Boggie. No importa. Ya que la calidad y química del trío protagonista sobrepasa con creces esos detalles menores. Holden, creíble en su papel de joven heredero rompecorazones y despreocupado de la vida; Audrey como princesa de cuento de hadas, soñadora, tierna y adorable; y Bogart, magnífico como acartonado y frío en principio magnate de los negocios, responsable, calculador y cabeza visible de un emporio que a la postre se rinde a los encantos de la sencillez y vulnerabilidad de la hija de su conductor privado. Solo lamento, que la Sabrina de Pollack, sea la referencia que las generaciones actuales tengan a la mano de la historia de la cenicienta hija de conductor de familia con los dos millonarios hermanos y no vean lo maravillosa de la versión original. No los envidio para nada.
cineclasico73
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