Qué fantástico esperarse una comedieta para pasar una noche poco exigente y en cambio encontrarse con la sorpresa de esta película.

Su formato no lleva a confusión, es una comedia romántica juvenil. Pero hay un pero. Va más allá del mundo cerrado de las comedias ligeras, ese donde los quid están en si al tropezarse un personaje va a mojar embarazosamente el vestido a otro, o si un encuentro fortuito en el ascensor lleva a algún chascarrillo.
Se percibe algo de filosofía en el asunto, la suficiente como para abrir la ventana de la comedia y que pueda entrar el viento de la realidad. No un vendaval, eso está claro. Es algo sutil, de lo que uno se va impregnando a lo largo de la película.
Tampoco es mi intención exponerlo abiertamente, hay varias cosas para fijarse: las inseguridades de los chicos, las neurosis de las chicas, abatimiento juvenil… Al verlo en pantalla, lo he sentido; un logro indiscutible.

Lo anterior también es el punto débil del film; este se queda en tierra de nadie: ni es una comedia ligera para echarse unas risas, ni llega a drama de elevado contenido sentimental. Fuente de posible decepción para mucho público. Tomen nota.

Qué decir de los actores. Cuando vi a la pareja protagonista, me rechinó; no veía química entre ellos. Y quizá la chispa no llegue a obtener la combustión, pero al final me hice. Y es que quizá ese escepticismo inicial sea positivo al ver el desarrollo del film, no desvelo más.
En cualquier caso, ambos por separado me gustaban ya. A destacar el profundo desaprovechamiento del amigo del protagonista, encarnado por Jason Biggs, aunque MUY al final se arregle con un parche (va con truco).

Del resto, la dirección, la localización, etc. todo perfectamente correcto como siempre lo es en los productos americanos con presupuesto (bueno, como ERA, porque a fecha de esta crítica y en un margen de 10 años hacia atrás, los bodrios vergonzosos de presupuestos disparatados son el estándar).
Quizá se pueda destacar el apartado musical, con canciones pop juveniles y populares de la época, aunque es algo común en estas películas de finales de los 90 y principios del 2000 (antes no lo apreciaba, hasta que, hablando de bodrios, se produjo también el hundimiento en la calidad musical de la música que por definición era ligera y limitada a partir del 2003/2004).

Totalmente recomendable para los aficionados a las comedias románticas en general; quizá decepcione a los que esperaban una comedia juvenil “de risas”. Que se abstengan los que aun arrastran el odio a Freddie Prinze Jr. desde los lejanos 90. A mi me ha encantado.