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Voto de Jark Prongo:
8
5,9
147
Drama
Un grupo de estudiantes universitarios mata el tiempo en un café (que parece un laberinto soñado por Mondrian) representando enigmaticos rituales. Una noche llega un extraño. Se suma a los juegos, les relata historias exóticas de países africanos. Una de las estudiantes, fascinada, decide encontrarse de noche con él en una fábrica abandonada. Una vez allí, la fábrica resulta ser un nuevo laberinto poblado de seres amenazadores: sus ... [+]
7 de junio de 2012
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Venía avisando Alain Robbe-Grillet de sus intenciones con sus 3 primeros films, sobre todo con las framentaciones y juegos de muñecas rusas de la notable Trans-Europ-Express, si bien antes de dirigir estas películas ya había gritado -desgañitándose casi- que quería poner patas arriba el Cine. Ese grito era su guión para El Año Pasado En Marienbad, que terminó por enemistarle (y con razón) con Alain Resnais tras ver que había convertido sus radicales subversiones de la narración, el espacio, el tiempo y el montaje en una serie de planos secuencia preciosistas pero que no se correspondían lo más mínimo con lo que había detallado en el libreto técnico. Resnais se resarciría años después con las sobresalientes Te Amo, Te Amo y Providence, mientas que Robbe-Grillet mejoró lo que había escrito en su día y le dió forma tomando pleno control de la obra sin que vinieran a toserle. Y he aquí el resultado.
El Edén Y Después rompe de forma radical la ficción que crea despojándola de los principales elementos vía los cuales podemos atrevernos a trazar unas leyes que creen una lógica; esto es, suprime las concepciones que tenemos del espacio y el tiempo de tal manera que sus personajes pueden morir y resucitar, permutar unos por otros, no seguir una línea temporal clara, crear dobles a través del clásico juego ¨mimo-espejo¨ y cualquier cosa que se os ocurra que puede suceder como consecuencia de la supresión del ¨espacio tiempo stándard¨. Por este detalle se tiende a considerar la película surreal, que si bien coincide en algunos elementos con este movimiento artistico (abandonarse a lo onírico no deja de ser suprimir las leyes de la lógica, y la película también gusta de mostrar mucho simbolismo, simbolismo casi en su tradición mágica/telúrica) creo que responde más a la vagancia del espectador, siempre necesitado de algún término comodín al que referirse y aferrarse cuando le preguntan su opinión en vez de pensar un poco por si mismo y razonar una respuesta. En fin.
El marco en el que transcurre la acción (magnífico Club Edén, con esa configuración propia de un laberinto pop, y no menos impresionante la factoría nocturna -suerte de versión pesadillesca de la que mostrase Antonioni en El Desierto Rojo- con sus inquietantes sonidos metalúrgicos) bien puede ser un limbo, otro espacio tiempo, un (mal) sueño, los desvaríos de una mente enferma, una ensoñación, un juego o vía de escape al aburrimiento existencial que preside la vida de la juventud burguesa... lo que sea. Da igual. Lo importante es lo que consigue Robbe-Grillet a través del montaje y la planificación previa a éste: romper por completo con el modelo de cine imperante, ese cine de trama lineal, donde se subraya cada mierda hasta el extremo, donde el espectador es idiota y necesita que un actor diga ¨¡oh, se me viene un flashback a la chola!¨ antes de caer con gran aparato y virar a blanco y negro el color.
El Edén Y Después rompe de forma radical la ficción que crea despojándola de los principales elementos vía los cuales podemos atrevernos a trazar unas leyes que creen una lógica; esto es, suprime las concepciones que tenemos del espacio y el tiempo de tal manera que sus personajes pueden morir y resucitar, permutar unos por otros, no seguir una línea temporal clara, crear dobles a través del clásico juego ¨mimo-espejo¨ y cualquier cosa que se os ocurra que puede suceder como consecuencia de la supresión del ¨espacio tiempo stándard¨. Por este detalle se tiende a considerar la película surreal, que si bien coincide en algunos elementos con este movimiento artistico (abandonarse a lo onírico no deja de ser suprimir las leyes de la lógica, y la película también gusta de mostrar mucho simbolismo, simbolismo casi en su tradición mágica/telúrica) creo que responde más a la vagancia del espectador, siempre necesitado de algún término comodín al que referirse y aferrarse cuando le preguntan su opinión en vez de pensar un poco por si mismo y razonar una respuesta. En fin.
El marco en el que transcurre la acción (magnífico Club Edén, con esa configuración propia de un laberinto pop, y no menos impresionante la factoría nocturna -suerte de versión pesadillesca de la que mostrase Antonioni en El Desierto Rojo- con sus inquietantes sonidos metalúrgicos) bien puede ser un limbo, otro espacio tiempo, un (mal) sueño, los desvaríos de una mente enferma, una ensoñación, un juego o vía de escape al aburrimiento existencial que preside la vida de la juventud burguesa... lo que sea. Da igual. Lo importante es lo que consigue Robbe-Grillet a través del montaje y la planificación previa a éste: romper por completo con el modelo de cine imperante, ese cine de trama lineal, donde se subraya cada mierda hasta el extremo, donde el espectador es idiota y necesita que un actor diga ¨¡oh, se me viene un flashback a la chola!¨ antes de caer con gran aparato y virar a blanco y negro el color.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Bueno, no: Robbe-Grillet realmente consigue mucho más, pues crea un modelo que será denostado por el ¨gran público¨ (esos espectadores merluzos de los que hablaba antes, incapaces siquiera de disfrutar con cada uno de los planazos que nos regala Alain) pero seguido con sumo interés por gente como David Lynch, que años después tendría muy presente el DVD de esta película para revisarlo a cada momento durante el rodaje de su ¨trilogía anti-narrativa¨ (Carretera Perdida, Mulholland Drive e Inland Empire), o Jesús Franco, el cual cada vez que se acerca al ¨video arte¨ evidencia ser admirador de este. Además, de todos los titanes franceses que comenzaran su filmografía a finales de los 50/principios de los 60, que darían para fletar un autobús de ALSA sobradamente, es el único junto al gran Jean Rollin que ha sacado tetacas a tutti en sus pelis, por lo que queda libre de toda sospecha sobre si le gustan las tías o le mola hacer que recoge monedas para oler nabos, que es la duda que recae sobre todo artista SIEMPRE.
Y con alma de voyeur, no sólo porque esto sea inherente al ejercicio de ser cineasta, sino por esa fascinación que tiene con abrir persianas en sus películas.
Y con alma de voyeur, no sólo porque esto sea inherente al ejercicio de ser cineasta, sino por esa fascinación que tiene con abrir persianas en sus películas.