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Voto de Jark Prongo:
7
6,6
144
Documental
Documental que advierte de la decadencia de la era tecnológica en la que nos adentramos sin sentido y de como los animales se convierten en los únicos amigos fieles que siempre están ahí para darnos cariño. (FILMAFFINITY)
22 de mayo de 2012
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al hablar del austriaco Ulrich Seidl resulta casi imperativo mentar a su medio compatriota Michael Haneke y al también medio coterráneo de este segundo, el alemán Werner Herzog. Al primero por ser junto con Ulrich las 2 figuras más conocidas del cine austriaco, por no decir las únicas que llegan fuera de sus fronteras; al segundo por haberse declarado admirador del cine de Seidl, especialmente de la película-documental que ocupa este torpe análisis. En estos nexos habituales vengo leyendo que se empareja más el cine de Ulrich con el de Haneke, cuando esto me parece vago, lejano a la realidad que muestran las obras de cada uno y, de alguna manera, fácil de refutar a poca capacidad analítica que tenga el espectador: sí, coincido en que ambos tienen un estilo árido, lleno de espacios, de gramática deudora del Bresson más minimalista, pero ya. Si a algo se asemeja el cine de Eidl es al de los documentales de Herzog, donde este no duda en introducir ficciones dentro de la realidad para dar empaque a lo que quiere que transmita el objeto/sujeto analizado por su cámara. Incluso diría que guarda no poco parecido con el cine de su amigo Les Blank, auténtica rara avis del retrato de lo más extraño que sucede dentro de la cotidianidad. Y esto me lleva a afirmar que es padre putativo de Harmony Korine. Ele.
¨Nunca he mirado tan directamente al infierno¨, dijo Werner de esta obra. Ojocuidao aquí que hablamos de un titán que ha visto pasar por delante de sus córneas cosas que ni un bedel del Congreso de los Diputados, aunque bien es cierto que, al hacer estas declaraciones, aún no había presenciado a Kitana Baker en bikini haciéndose pasar por una operadora de sónar (Incident At Loch Ness, Zack Penn). No sabría decir qué sucede con esta obra, ni cúanto hay, ni que pespuntes pega, pero lo cierto es que perturba. Quizá sea la no certeza, la confusión de si estamos ante un documental ficcionado, sujetos reales o un poco de cada. Puede que ver a burguesas decadentes intercaladas con white trash austriaca compartiendo como característica común la soledad y plena dependencia emocional de un animal tenga algo que ver. Lo mismo observar como varios seres humanos (en principio tan cabales como cualquiera de nosotros) deciden aislarse en compañia de sus mascotas (a veces de amplio número) renegando de la manada (y, por lo tanto, privando a sus animales del contacto con otros de su especie) es lo que termina de jodernos. Pues si, lo mismo.
¨Nunca he mirado tan directamente al infierno¨, dijo Werner de esta obra. Ojocuidao aquí que hablamos de un titán que ha visto pasar por delante de sus córneas cosas que ni un bedel del Congreso de los Diputados, aunque bien es cierto que, al hacer estas declaraciones, aún no había presenciado a Kitana Baker en bikini haciéndose pasar por una operadora de sónar (Incident At Loch Ness, Zack Penn). No sabría decir qué sucede con esta obra, ni cúanto hay, ni que pespuntes pega, pero lo cierto es que perturba. Quizá sea la no certeza, la confusión de si estamos ante un documental ficcionado, sujetos reales o un poco de cada. Puede que ver a burguesas decadentes intercaladas con white trash austriaca compartiendo como característica común la soledad y plena dependencia emocional de un animal tenga algo que ver. Lo mismo observar como varios seres humanos (en principio tan cabales como cualquiera de nosotros) deciden aislarse en compañia de sus mascotas (a veces de amplio número) renegando de la manada (y, por lo tanto, privando a sus animales del contacto con otros de su especie) es lo que termina de jodernos. Pues si, lo mismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y también existe la posibilidad de que no nos guste lo que nos insinua de modo tosco y sin medias tintas Seidl con un par de retratos, el bestialismo (en su acepción zoofílica y en la de maltrato). Pero, sobre todo, creo que molesta al espectador porque, a honesto que sea este, no se reconocerá demasiado distante de los retratos que muestra la película. Pese a la distancia temporal de más de 15 años con esta producción y la geográficocultural con Austria, las circunstancias que sospechamos han llevado a esos pobres diablos a vivir así nos siguen amenazando. Más que nunca.
No peguéis a los animales, hijos de puta, que hacéis llorar a Schopenhauer.
No peguéis a los animales, hijos de puta, que hacéis llorar a Schopenhauer.