Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Jark Prongo:
7
Comedia. Ciencia ficción En el año 2016, dos pardillos quieren molar en el instituto, para ello recurren a la cirugía plástica. (FILMAFFINITY)
20 de octubre de 2012
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quentin Dupieux es más conocido por su alias musical (Mr. Oizo), bajo el cual lleva años facturando quemapistas que parten del minimalismo genérico –previa deconstrucción- para insertar pequeños elementos que marquen sendas a seguir. Todos recordamos su momento de gloria a finales de los 90, donde bajo el patrocinio de Levi´s realizó un anuncio en el que incorporaba un simpático muñecajo (Flat Eric) que derivó en panoja fina para su bolsillo.

Ese anuncio fue ideado y dirigido por él. Le cogió el gusto a eso de dirigir, y se lanzó a una carrera paralela como director que le está quedando la mar de maja, ciertamente. Gustará más o menos, pero no se le puede negar un atrevimiento importante a la hora de romper estructuras, cánones, patrones y demás en un ejercicio de dislocación del ¨viejo cine¨. Su mediometraje inicial, Nonfilm, con ínfimos medios pero abundancia de ingenio y habilidad, rompía los muros existentes entre ficción y realidad de hábil manera, descolocando casi tanto al espectador como a su protagonista. En Rubber, su más famosa obra hasta la fecha –a causa de la curiosidad que despierta en la gente el hecho de que se pueda sostener un largo cuyo protagonista es un neumático vengativo con poderes telekinéticos-, entregaba una fascinante pieza con un prólogo que servía tanto como excusa para lo que iba a acontecer a continuación como de manifiesto pro absurdo por parte del propio Quentin.

En Steak, de producción canadiense, nos sirve una loca comedia que, probablemente, no sintonice demasiado con el humor de masas (salvo un par de momentos muy concretos donde la risa es inevitable por lo certero de la situación que la provoca); podría decirse que es muy del rollo de lo que viene haciendo Miguel Noguera: revertir situaciones, encerrar la lógica común en un zulo para no tenerla en cuenta y proponer dislates tan disparatados que, paradójicamente, se terminan haciendo viables por trascender el disparate. Bajo el marco de ciertos códigos de la comedia de instituto de toda la vida plantea una distopía cercana en el tiempo que es plausible gracias a cómo la concibe y como la lleva a cabo en su puesta en escena; esto es, se fundamenta en modas y tendencias más que en tecnologías y cacharrería, por lo que el film ya no es que evite quedar obsoleto de aquí al tiempo que transcurra, sino que continuará estando vigente porque las modas son parte de la conducta humana.

También le sirve para satirizar ese anhelo que existe en el ser humano por suprimir su identidad individual para lanzarse alegremente en un grupo que le confiera seguridad, confianza, protección y reconocimiento social, aquello que los filósofos ingleses denominaron acertadamente ¨sense of belonging¨. La sátira puede parecer exagerada, ya que viene dominada por cómo se someten los protagonistas a cirugías faciales para dejar de ser unos parias, pero no está de más recordar que, si bien en la actualidad esto sólo lo hace la gente con posibles, el resto, en nuestra inmensa mayoría, nos lanzamos alegremente a seguir las tendencias –ya sean de atuendo, costumbres o modificaciones corporales-, so pena de quedar marginados hasta el fin de nuestros días. Triste.

Una magnífica película, en definitiva. Ahora sólo queda esperar que su futura Wrong Cops resulte tan buena como promete su corto de presentación.
Jark Prongo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow