Después de más de 50 películas, SPIERBERG da un paso adelante para adentrarse en el complicado mundo de los musicales.
Para ello, retoma la excelente WEST SIDE STORY de 1961. Son pocos los cambios que hace de la original respecto a la historia, la diferencia reside en que explota toda su experiencia para retratarla con unos medios técnicos espectaculares. La fotografía, el diseño y el vestuario rozan la perfección, la ambientación perfecta, que junto a una historia que tristemente y después de 60 años sigue siendo el pan de cada día, forman un conjunto excepcional. La coreografía está mezclada con un conjunto de colores que son una experiencia para los sentidos y por las canciones de BERNSTEIN no han pasado los años. Indicar que mantiene los planos cenitales de su antecesora y que uno de los pequeños cambios que llaman la atención es que el baile de la preciosa y conocida AMERICA se realiza en la calle en lugar de en una azotea.

Respecto a la historia, me llama la atención que sea tan actual ahora como hace 60 años, dejando a un lado lo que es la manida situación ROMEO Y JULIETA, no deja de sorprenderme que el racismo latente sea el mismo, que los pobres sean utilizados por los de arriba para que se destruyan entre ellos y que como a lo largo de la historia, siempre salen perjudicados los mismos. Esto debería hacer reflexionar a cualquiera.

Retomando el trabajo del director y después de todo lo destacado, añadir que merece la pena y es un disfrute ver el todo que forman los colores, la coreografía, como es capaz de jugar con los reflejos y como hasta es vistoso para los sentidos cualquier trapo colgado, todos los movimientos de los protagonistas y junto al guion (muy parejo al antiguo) nos regala una historia en la que podemos disfrutar desde todos los puntos de vista.

Para seguir sumando, indicar que las actuaciones son meritorias pero muy superiores las femeninas, con la alegre reaparición de RITA MORENO (también productora del film), la antigua ANITA, en un novedoso papel (uno de los pocos cambios), con una debutante RACHEL ZEGLER (MARIA), que brilla en todo momento y es una dulzura para el espectador, y como gran triunfadora ARIANA BOSSE (ANITA) realizando un despliegue de facultades en cada secuencia, bailadas, cantadas o en un el más sencillo diálogo, extraordinario su trabajo. Mencionar que, en esta ocasión, todos los protagonistas cantan y bailan y no se da el caso que se dio en la original, en la cual, la protagonista NATALIE WOOD, no cantaba.

Pese a todo lo bueno, la recaudación en USA ha sido un fracaso, triste situación ante tan magnífico trabajo, quizá el grandísimo SPIELBERG no valoró que los gustos han cambiado y son muchos los musicales que están siendo un fiasco en los últimos años.