Una nueva muestra de cine social británico es lo que nos ofrece Paddy Considine, otro actor más reciclado a director. La cinta narra la historia de un alcohólico viudo y violento, que un buen día conoce a una mujer religiosa que es maltratada por su marido, la relación entre los dos es lo que nos cuenta la cinta, una cinta magníficamente interpretada por Mullan y Olivia Colman, que dibujan a la perfección a esos personajes al límite. El problema de la cinta es ese aire minimalista que se trae, ya que resulta cansino a ratos, y es una losa demasiado grande para que la cinta pueda dirigirse a más público.

En definitiva, una cinta interesante, aunque muy dura de ver, por lo que cuenta, y por como lo cuenta.

Lo mejor: Los actores.
Lo peor: Te lo pone muy difícil a la hora de entrar en ella.

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