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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
6
Terror. Thriller Sara y sus amigos viajan en barco hasta la casa del lago que tiene su familia en Louisiana. En cuanto llegan, se disponen en seguida a pasar un fin de semana lleno de diversión. Pero cuando Malik, una estrella de fútbol americano universitario, sale del agua tambaleándose con un brazo arrancado, el ambiente de fiesta desaparece. Poco después, descubren que el lago está plagado de tiburones enormes. (FILMAFFINITY)
10 de junio de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las alternativas cinéfilas para el fin de semana si te has papeado medio festival de Sitges eran escasas: una de espíritus con un decadente Sheridan tras las cámaras, una comedia del señor Brett Ratner y, por último, una de tiburones deglutiendo buenorras adolescentes. Y cuando uno se halla ante tal encrucijada, siempre hay un detalle que debe decantar la balanza y, sí, sé lo que estáis pensando, pero no fue así: no la decantaron las buenorras, sino el hecho de que en la sinopsis rezase que los tiburones se hallaban nada más y nada menos que en un lago. Ello ya propiciaba que tras ese hecho se encontrasen explicaciones al asunto cuanto más inverosímiles y desconcertantes, mejor. Partiendo de este supuesto, y observando la base que tiene David R. Ellis entre manos decide que por estúpida y ridícula (hecho que excluye de la ecuación tensión y terror) que resulte su propuesta, también será por otro lado tremendamente adictiva y tan divertida como se pueda. De esas donde se nota que, tras la producción, el director se lo ha pasado bien rodándola y desea lo mismo para el espectador. No en vano, el propio Ellis explica en una entrevista lo maravillosamente que se lo pasó viendo la amplia variedad de tiburones que componían su film y las diferentes habilidades que poseía cada uno (como si de un Power Ranger se tratase), y lo demuestra en pantalla poniendo en liza a un mini-ejército de escuálidos que desgarran, trituran, embisten embarcaciones e, incluso, vuelan por los aires. Como quien no quiere la cosa.

Así, se podría decir que el problema lo tiene en el guión, pero lo soluciona con una dirección dinámica que nos recuerda junto a ese aluvión de cadáveres que esto no es más que otro Destino final pasado por agua con dentelladas de por medio. ¿Su inconveniente? Que el público asistirá esperando toparse con algo verosímil, no con un niggah enfrentando sus temores acuáticos con un arpón, o con un protagonista capaz de lanzarse al agua sin pudor, por mucha aleta que pueda haber en ella. Y es que otro de sus handicaps, el poco carisma de sus personajes, es superado por un humor que a ratos tiene algo de mala leche, y por la espontaneidad de unos actos tan poco lógicos como sorprendentes.

Eso sí, el giro tiene que llegar y llega, y aunque uno hubiese preferido una relación dentadura/hombre-tiburón que se puede trenzar con solo ver la piñata con la que cuenta un secundario, la cosa no resulta tan delirante (sin quedarse atrás), pero no por ello deja de ser una excusa argumental que nos da la oportunidad de darnos un remojón entre sangre, miembros cercenados y toda clase de tiburones. Una excusa tan válida, claro, como meterse a ver una peli porque va de unos tiburones en un lago. Que no se diga.


Crítica para http://cinemaadhoc.info
@cinemaadhoc
Grandine
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