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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
7
Drama Basada en hechos reales. Una familia burguesa decide desprenderse de todos sus bienes y vivir según una concepción espiritual del mundo, que llevarán hasta las últimas consecuencias... (FILMAFFINITY)
21 de mayo de 2007
16 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sociedad que nos envuelve actualmente es una sociedad, muchas veces, encerrada en sus propios problemas y desposeida de la virtud de sociabilizarse como tal debido al aumento cada vez más sorprendente del uso de nuevas tecnologías así como de otras formas de ocio menos ligadas a contemplar la posibilidad de construir o fortificar amistades tan necesarias, como en algunas ocasiones vanas y superfluas.
Y ese es uno de los grandes problemas que quizá padece esta nueva era, y que aunque aun no ha llegado a ser visto como tal (sólo en determinados casos y situaciones), ahí está, y seguramente haya llegado debido a esa forma de vida que ha ido adoptando la sociedad moderna y de la cual Haneke parece querer desprenderse en algunos tramos. Esa forma de vida tan ligada al consumismo y a la construcción de un bienestar propio modelado a través de los bienes de uno mismo antes que de otras cosas.

Quizá Haneke aquí no nos hable directamente sobre ese tema, aunque sí lo use dando un mazazo (y nunca mejor dicho) en una de sus crudas conclusiones.
El realizador austriaco se decanta en su debut más bien por ofrecernos el transcurso de una familia cuya vida (tanto social como propia) se ha ido apagando como un candil cuya llama se ha ido agotando, y lo hace regalándonos secuencias desgarradoras y que con tan poco dicen tanto.
Ese ritmo tan sosegado y esa narración tan austera y contenida sirve de punto de partida para que Haneke nos presente unos personajes desalentados, qué no saben cual es la causa que les debería impulsar a seguir luchando y que no hallan motivación alguna, amen de sus familiares más queridos.
El último tramo de la obra es, sencillamente, demoledor. Esa dejadeza impresa en algunas de sus imágenes, ese nervio para arrojar, además de una culminación que no sólo estremece, un mensaje claro y rotundo.
Un debut necesario. Cosa que no pueden decir muchos actualmente.
Grandine
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