Haz click aquí para copiar la URL
España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
4
Thriller. Drama En 1912, en Buenos Aires, una serie de niños son asesinados de manera brutal. Mateo, un niño de diez años, oculta que en sus pesadillas es testigo de los crímenes, pero, cuando la policía lo descubre, se convierte en el principal sospechoso. (FILMAFFINITY)
11 de agosto de 2008
30 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Su inicio ya es una advertencia: Al ser una historia sobre un chaval que prevee o vive acontecimientos de un modo especial, el film estará plagado de flashbacks (o el nombre que se le quiera poner en este caso a susodicho recurso) durante buena parte de metraje, vengan o no vengan a cuento, dependiendo del talento que tenga el director para hacer avanzar su historia sin necesidad de mostrar la correlación de los "sueños" del niño con los asesinatos. Y así es, asesinato por sueño, y es que... o tienes talento, o hundes tus propias expectativas.

La historia, pese a estar basada en hechos reales -y haciendo la conclusión a un lado- no es nada nuevo o que no hayamos visto bastantes veces, incluso demasiadas, diría yo, pero se quiere apoyar en unas relaciones entre personajes que resultan o nimias o exasperantes. Porque papeles como el de Octavio o el de su compañero, sobran y mucho, por resultar específicamente maniqueístas y extremados, cosa que termina irritando al personal. Porque los encuentros entre Estela y el comisario están tan poco cuidados, que te da igual. Porque la relación madre-hijo es tan arquetípica que termina agotando. Y, sobretodo, porque no hallamos un ápice de dramatismo en toda la cinta que nos indique a qué acogernos durante ese final que, sí, podrá ser interesante, pero visto lo visto, a nadie le importa un pimiento.

Para colmo, los diálogos son anodinos y, en ocasiones, demasiado lelos para ser tomados en serio ("Nadie podría preparar una coartada así" "Nadie, excepto un retrasado o un niño", demencial, señores, demencial como poco), el niño-actor este no sólo debería dar clases de interpretación, sino también de dicción... (porque si encima que eres argentino -no es que tenga nada en contra de ellos, pero a veces me cuesta cazar lo que dicen-, hablas como si tuvieras una pelota de tenis en la boca, mal vamos, chato) y la conclusión es tan aparentemente cruenta, pero con tan poco contenido, que todo te termina dando igual, y aunque Maribel Verdú enseñe cacho -casi nada, en esta ocasión-, ya has olvidado media peli antes de terminarla. Una ful.
Grandine
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow