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Voto de Mario Saiz:
3
Terror Manolo y Candela se instalan en el madrileño barrio de Malasaña, junto a sus tres hijos y el abuelo Fermín. Atrás dejan el pueblo en busca de la prosperidad que parece ofrecerles la capital de un país que se encuentra en plena transición política. Pero hay algo que la familia Olmedo no sabe: en la casa que han comprado, no están solos...
23 de enero de 2020
40 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer lugar, lo rescatable de la película: buena recreación de la época (vestuario, contexto social, etc). No tiene mala fotografía. El ambiente de Malasaña y sus casas es tal cual. La banda sonora está bien, cumple.

Por otro lado, hablemos de lo que es la película: un pasaje del terror en el que entras y no paras de llevarte sustos con una historia de fondo que no crea gran interés, puesto que lo que te cuentan no es gran cosa. De hecho es casi nada.

La verdad, se ha tenido el presupuesto para hacer algo mucho más interesante, sacar más partido a unos actores que parece que pueden dar algo más si detrás tienen a un mejor director, y sobre todo, un mejor guion. Porque el guion es la principal causa de este desastre. En muchas partes no hay lógica narrativa, es decir, en una casa tan pequeña, si alguien grita o da un golpe, lo escucha hasta el vecino. Mientras Amparo está gritando en un sitio, el padre de familia está en el pasillo preguntándose por qué se ha ido la luz. Así, hay muchísimos más ejemplos. Lógicamente eso te saca de la verosimilitud de la historia. Da la sensación de que cada uno va por su lado en lugar de ayudarse unos a otros. No termino de entender porque hay tanta distancia entre los personajes, especialmente entre Pepe y Amparo. Bueno, Pepe directamente parece un inquilino desconocido que se ha alquilado una habitación de la casa. Todos y cada uno de los personajes son más planos que un folio. Esto provoca inevitablemente que la parte dramática que conlleva la historia se vea desbordada. No se aprovecha en absoluto la tensión dramática y las consecuencias que ello puede traer.

Con todo el respeto, pero parece que los guionistas se han esforzado por no transmitirte absolutamente nada. Ningún tipo de emoción. Los sustos y la tensión están bien ejecutados, recordando a las películas de James Wan (Expediente Warren). Sin embargo, el recurso para provocarte tal efecto es siempre el mismo. La misma fórmula desde el principio. Evidentemente esto cansa, y mucho. Satura de tal forma que es totalmente previsible lo que va a suceder en cada secuencia. La originalidad y el riesgo brillan por su ausencia.

Es preciso decir que el cine es mucho más que entretenimiento. No todos podemos sentir lo mismo por el 7° arte, pero eso no significa que no se pueda ser crítico con lo que nos muestran. La película está hecha para entretener, sin más. El ejemplo de la casa del terror es perfecto para definirla. La gente saldrá y dirá que se lo ha pasado bien. Y la cosa quedará ahí. Pero es lícito exigir algo más. Un gran error que comete esta película (y muchas del género) es precisamente no aprovechar la parte dramática que provoca la historia. No es ningún capricho, es algo necesario. Mudarte a una nueva casa y descubrir que una especie de ente te ataca, aparte de ser perturbador, es una desgracia. Es desesperación, es dolor. Es, en definitiva, drama. El mejor ejemplo de ello y seguramente la película que mejor lo representa y ejecuta es El Exorcista, 1973 (una obra maestra).

Está bien el entretenimiento. Pero por respeto al cine, no está mal fijarse en James Wan, pero no olvidemos la película que acabo de mencionar de William Friedkin, no olvidemos Alien: el octabo pasajero de Ridley Scott (1979), tampoco la notable REC de Jaume Balagueró y Paco Plaza (2007), por poner algunos ejemplos. Porque el cine es entretener e intentar contarte algo que te pueda cambiar, o como mínimo, emocionar.
Mario Saiz
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