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Malasaña 32

Terror Manolo y Candela se instalan en el madrileño barrio de Malasaña, junto a sus tres hijos y el abuelo Fermín. Atrás dejan el pueblo en busca de la prosperidad que parece ofrecerles la capital de un país que se encuentra en plena transición política. Pero hay algo que la familia Olmedo no sabe: en la casa que han comprado, no están solos...
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Críticas 91
Críticas ordenadas por utilidad
22 de enero de 2020
114 de 127 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salvo por el encanto, si acaso, de que se trata de un película española.

Tiene buena fotografía, buenos efectos sonoros, buen ambientación, es decir, es muy solvente desde el punto de vista técnico, pero el argumento está repleto de lugares comunes y de clichés típicos del género. Como suele suceder con las películas de terror, el punto débil se encuentra en ese delicado equilibrio que el guión debe encontrar para justificar el elemento sobrenatural. Si dicho elemento se expone demasiado, pierde credibilidad; si se protege en exceso, acaba resultando confuso. El caso de Malasaña 32 es el primero: el elemento sobrenatural en algunos casos es tan explícito que roza la materialidad carnal, de modo que el mundo de los espíritus y de los muertos pierde ese misterio oscuro e inaccesible que lo hace tan amedrentador.

Aparte de que, como ya he dicho, no está muy bien explicado.

Aunque lo que más terror me suscitó del metraje lo cuento en la zona spoiler, y no tiene nada que ver con lo sobrenatural.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kriticón
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7 de abril de 2020
59 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tengo absolutamente nada en contra de Javier Botet, ¿Eh? Pero no me podéis negar que en esta película está sobreexplotado. Que si ahora haces este papel, luego este, luego te maquillo… en definitiva, todo es un show preparado para su mayor lucimiento, porque lo que es luego la cinta deja mucho que desear.

Nos trasladamos al Madrid de los años 70, en donde una familia compra un piso para instalarse en la capital y empezar una nueva vida. Los padres a trabajar, el hijo mayor a buscar trabajo, y la hija a cuidar del pequeño y el abuelo. La casa, como podréis sospechar, está encantada y no tardan en pasar cosas paranormales que intentan dar mal rollo o asustar al espectador gracias al viejo truco de… sí amigos, SUBIR EL DICHOSO VOLUMEN DE LA MÚSICA. Claro, si este es el nivel de terror que va a ofrecer Albert Pintó como director, pues apaga y vámonos.

Además, todo en el montaje tiene que ser muy rápido, para que no te dé tiempo a ver bien lo que estás viendo y te entre canguelo… o no te enteres ni un pimiento de lo que está pasando. Para ejemplo la escena de introducción inicial, que luego no tiene ningún interés ni sentido argumental. El remate nefasto es utilizar una canción “buenrollera” como contrapunto mientras pasan los rótulos iniciales.

Mientras tanto, yo sigo intentando situarme y encontrar un personaje con el que empatizar, pero se me hace muy difícil. Un padre que en camiseta interior tiene más músculos que Bruce Willis en ‘Jungla de Cristal’ y al que le importa un pimiento que el hijo se haya perdido. La madre, que lo poco que sé de ella es que es trabajadora de Galerías Preciados. Pepe, el hijo mayor, que se pasa tirado en la cama media película y es tartamudo (¡Oh! ¡Qué buena definición de personaje!). Amparo, la hija mayor, atormentada por todo lo que pasa en la casa y a la que nadie cree. El abuelo, que simplemente pasaba por el rodaje y se quedó. El niño gafotas, al que nadie le pregunta nada.

Es decir, ‘Malasaña 32’ no funciona. Se vuelve pronto una película aburrida, de susto fácil y que pierde todo interés según avanzan los minutos.

Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
Hickeystyle
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23 de enero de 2020
40 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer lugar, lo rescatable de la película: buena recreación de la época (vestuario, contexto social, etc). No tiene mala fotografía. El ambiente de Malasaña y sus casas es tal cual. La banda sonora está bien, cumple.

Por otro lado, hablemos de lo que es la película: un pasaje del terror en el que entras y no paras de llevarte sustos con una historia de fondo que no crea gran interés, puesto que lo que te cuentan no es gran cosa. De hecho es casi nada.

La verdad, se ha tenido el presupuesto para hacer algo mucho más interesante, sacar más partido a unos actores que parece que pueden dar algo más si detrás tienen a un mejor director, y sobre todo, un mejor guion. Porque el guion es la principal causa de este desastre. En muchas partes no hay lógica narrativa, es decir, en una casa tan pequeña, si alguien grita o da un golpe, lo escucha hasta el vecino. Mientras Amparo está gritando en un sitio, el padre de familia está en el pasillo preguntándose por qué se ha ido la luz. Así, hay muchísimos más ejemplos. Lógicamente eso te saca de la verosimilitud de la historia. Da la sensación de que cada uno va por su lado en lugar de ayudarse unos a otros. No termino de entender porque hay tanta distancia entre los personajes, especialmente entre Pepe y Amparo. Bueno, Pepe directamente parece un inquilino desconocido que se ha alquilado una habitación de la casa. Todos y cada uno de los personajes son más planos que un folio. Esto provoca inevitablemente que la parte dramática que conlleva la historia se vea desbordada. No se aprovecha en absoluto la tensión dramática y las consecuencias que ello puede traer.

Con todo el respeto, pero parece que los guionistas se han esforzado por no transmitirte absolutamente nada. Ningún tipo de emoción. Los sustos y la tensión están bien ejecutados, recordando a las películas de James Wan (Expediente Warren). Sin embargo, el recurso para provocarte tal efecto es siempre el mismo. La misma fórmula desde el principio. Evidentemente esto cansa, y mucho. Satura de tal forma que es totalmente previsible lo que va a suceder en cada secuencia. La originalidad y el riesgo brillan por su ausencia.

Es preciso decir que el cine es mucho más que entretenimiento. No todos podemos sentir lo mismo por el 7° arte, pero eso no significa que no se pueda ser crítico con lo que nos muestran. La película está hecha para entretener, sin más. El ejemplo de la casa del terror es perfecto para definirla. La gente saldrá y dirá que se lo ha pasado bien. Y la cosa quedará ahí. Pero es lícito exigir algo más. Un gran error que comete esta película (y muchas del género) es precisamente no aprovechar la parte dramática que provoca la historia. No es ningún capricho, es algo necesario. Mudarte a una nueva casa y descubrir que una especie de ente te ataca, aparte de ser perturbador, es una desgracia. Es desesperación, es dolor. Es, en definitiva, drama. El mejor ejemplo de ello y seguramente la película que mejor lo representa y ejecuta es El Exorcista, 1973 (una obra maestra).

Está bien el entretenimiento. Pero por respeto al cine, no está mal fijarse en James Wan, pero no olvidemos la película que acabo de mencionar de William Friedkin, no olvidemos Alien: el octabo pasajero de Ridley Scott (1979), tampoco la notable REC de Jaume Balagueró y Paco Plaza (2007), por poner algunos ejemplos. Porque el cine es entretener e intentar contarte algo que te pueda cambiar, o como mínimo, emocionar.
Mario Saiz
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18 de enero de 2020
36 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Oportunidad perdida

Albert Pintó regresa a la gran pantalla con Malasaña 32, bajo un guion de Ramón Campos, Gema R. Neira, Salvador S. Molina y David Orea. Vendido como inspirado en el famoso caso de los crímenes de la Calle Antonio Grillo, acaba yendo en una dirección totalmente distinta. El guion sufre la utilización excesiva del susto fácil y de un esquema demasiado manido en el séptimo arte. Se convierte en una sucesión de sobresaltos que no tienen tras de sí una aportación narrativa en la historia. La tensión creada se puede percibir en todo momento como provocada, por lo que es una cinta predecible en su mayor parte. La historia detrás de ella no tiene una justificación verosímil y, sin duda, sentencia el resultado final con un desenlace que lejos de convencer, enseña las flaquezas de la historia.

No es la primera vez que se materializa una película de terror al uso, pero la realidad es que, en este caso, se cumplen todos los clichés, sin intentar explotarlo desde un prisma innovador. Los personajes que intervienen en la cinta no son potentes ni llevan en sí mismos un sello de identidad más allá de cumplir con el propósito de ser el rol de las víctimas. Luego, los personajes periféricos siguen llevando el mismo esquema, por lo que son arquetipos que provocan las risas en los espectadores. Realmente, podrían haber aprovechado más el caso real, sin caer en una adaptación si no era su intención, como ya hiciese en su momento Paco Plaza con “Verónica”. Un intento fallido que cuenta con grandes lagunas narrativas y las resuelve abruptamente. Los giros de guion no se cuecen a fuego lento y culminan de forma difusa.

*Correctos

El equipo artístico de Malasaña 32 cuenta con nombres ya conocidos por el gran público y en algunos de sus casos se estrenan en el género de terror. Iván Marcos interpreta a Manolo, padre de la familia Olmedo. El actor ofrece una labor notable, con una expresividad acertada, aunque no lo exprime por las limitaciones narrativas. Por su lado, Bea Segura, como Candela, está bien, aunque en algunos momentos peque de dosis extra de dramatismo. Da un trabajo interpretativo correcto, pero sin pretensión de evolucionar con él. Concha Velasco, claramente, es lo mejor del film. La actriz demuestra una vez más la fuerza escénica que tiene en pantalla y pisa fuerte en cada una de sus secuencias. Sin embargo, su papel recuerda a otros trabajos recientes realizados por la artista.

Begoña Vargas y Sergio Castellanos cumplen su papel, pero pueden llegar a no transmitir al público el trabajo actoral que hay detrás. En especial, Vargas al coger el rol principal protagonista no termina de saber gestionar la carga dramática que hay en él y acaba pasándole factura a su interpretación. Luego, por otro lado, Iván Renedo como Rafita da esa pizca de candidez e ingenuidad, pero no le sacan partido como golpe de efecto. Se va perdiendo el impacto de las primeras escenas. Por último, Rosa Álvarez otorga un trabajo actoral destacable, desprende ese terror en pantalla, aunque, tristemente, su personaje no tenga la consonancia narrativa necesaria para destacar. Se convierte en una interpretación circunstancial. Por lo cual, al tener actuaciones comedidas, tampoco brilla en su apartado interpretativo.

*Toc, toc

La tensión creada en Malasaña 32 está lograda, por lo que es eficaz en cuanto a transmitir esos golpes de terror. Sin embargo, no termina de ser un recurso que funcione técnicamente, porque no hay una justificación narrativa ni creativa detrás. Por ello, cumple con el esquema ya predeterminado del género de terror, con una atmósfera tensa, con la casa encantada típica y los sustos, detrás de un montaje rápido y conciso. Se ve esa intención de cumplir con el espectador, pero al no ofrecer algo fresco y en movimiento, parece recortes de otros filmes como “Mamá”, “Insidious”, “La maldición” e, incluso, “Verónica”. Esa mezcla de referencias no llega a buen puerto y se pierde en intentar encontrar su propia voz. No llega a impactar al público y culmina perdiendo la personalidad inicial por una naturaleza cómica no intencionada.

La dirección fotográfica está muy trabajada, se resuelven bien los movimientos en escena, pero se limita en un significado más académico de la realización. A nivel de dirección artística, se cuidan mucho los detalles del piso principal, pero no pasa lo mismo con los exteriores y el resto de localizaciones. En especial, las Galerías no son verosímiles y quitan realismo al film. El vestuario y el maquillaje es otro de los puntos a favor de la cinta, aunque se abuse en ciertos momentos del carácter sombrío en algunos actores. Por último, destacar el gran trabajo de iluminación que se produce, dado que se desarrolla creativamente de una manera notable. Al igual que ocurriese con el resto de elementos, el resultado no prospera y se queda en un intento. Mejor suerte creativa y narrativa tuvo Pintó en su anterior film: “Matar a Dios”.

*Conclusión

Malasaña 32 es una película que prometía más, pero que se queda en las expectativas. El guion presenta flaquezas y lagunas que no convencen al espectador. Lo que comienza con una historia interesante, se pierde en un relato sin coherencia y con una explicación abrupta. A nivel interpretativo, el reparto cumple, pero no puede ir contra las limitaciones del libreto. Destaca una impresionante Concha Velasco, que, pese al carácter de su personaje, no le quita verosimilitud a su trabajo. A nivel técnico funcionan los sustos, pero no hay una justificación más que satisfacer las ganas de terror del público, por lo que aunque están bien realizados, no elevan más al film. Una película dispuesta a ir hasta el interior del género, pero que acaba convirtiéndose en su propia pesadilla.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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16 de abril de 2020
22 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Albert Pintó, director catalán que intenta, según expresó él en algún medio, seguir la estela de Wan (James Wan), y que también sigue a Paco Plaza en Verónica, en cuestión de estilo visual, banda sonora, la buena elección de actores puede pasar…pero como guion no me ha convencido. Tampoco los sustos fáciles (aunque algunas apariciones está muy bien, es verdad), pero nada que ver con ninguno de esos directores (quizás un poco en lo peor de ambos); pero hablando de los españoles, Verónica fue muy buena versión de los hechos, y aunque se tomó muchas licencias no se alejó tanto de la realidad y la historia está mucho más centrada. Con respecto a lo demás, tenemos a una Concha Velasco siempre sublime; Begoña Vargas (La Otra Mirada), es Amparo Olmedo, la hija; Iván Marcos es Manolo, el marido; Beatriz Segura (Hospital Central) es Candela, la esposa de Manolo; Sergio Castellanos (La Peste), es Pepe, el hijo sexy; Iván Renedo es Rafael, el niño pequeño. Todos hacen un excelente trabajo. El problema está en la historia, completamente inventada y no debería poder tomarse ningún director tanta libertad para escribir «inspirada en hechos reales», porque de todas las cosas que han ocurrido en ese barrio (que sí, son unas cuantas), ninguna es, ni por asomo, parecida. Todo resulta retorcido y yo prefiero las cosas más reales y más simples (incluso cuando se habla de hechos paranormales). La película no está mal para pasar el rato, tiene momentos para todo, es una buena época para retratar a esa gente que vino en plena transición española de su pueblo a una gran ciudad como Madrid. De ver lo poco preparados que estaban, del shock en el cambio en sus vidas (de trabajar el campo, o cuidar animales, a un trabajo en una fábrica o en una tienda va un mundo), de la difícil adaptación a ciertas circunstancias, de la diferencia de una vida más dura pero más simple, a las complicaciones de Madrid; todo eso está muy bien; el abuelo es genial, sin duda; la falta de comunicación por parte de toda la familia se hace patente en cada plano y en cada hecho que ocurre, pero falla, porque pensamos que vamos a ver algo muy aterrador y se queda en nada. En spoiler cuento algunos hechos reales acaecidos en el barrio de Malasaña.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Teresa
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