Normalmente cuando vamos a ver la típica película de miedo de terror juvenil con asesino slasher no esperamos gran cosa. Es más, de antemano vamos pensando que buena NO va a ser, pero tenemos cierta fe en que al menos refresque, sorprensa.

Y bueno... cuando eso no se cumple no pasa nada, ya estábamos preparador.
Por tanto destacar de mala es difícil, y esta lo ha conseguido.

He jugado a algunos juegos de Slender Man, me han agradado, y me puse esta película esperando sentir un ápice de esta tensión de mi juventud.

Pero qué desastre. Se podría resumir en la típica americanada adolescente, como los que hacen la Ouija y luego se arrepienten, pues algo así. Nuestro amigo Slender Man, o apenas sale, o cuando sale está tanto en pantalla que hasta le coges cariño.

Las actuaciones y diálogos con menos profundidad que el tapón de una botella.
Intentan meterte cierta información, cierto contexto, a base de datos e imágenes todo de golpe y a esperar que sientas esa curiosidad de los personajes, que por supuesto no sentirás.

Ni siquiera sobresaltos a base de cambios de sonido, la película parece un simulador de ingestión de alucinógenas. Las ves y piensas ¿puede ser más mala? Pues sí, porque a superación nadie le gana.

En definitiva, y pese a que hasta a lo malo le saco su encanto, a esta nada de nada, tiempo perdido y decepción.