Debo decir que no esperaba nada de la película, ni del género, sin embargo acabo viendo la mayoría de lo que sale en el cine de terror.
Es mi relación tóxica, donde me encanta esa sensación de tensión y sobresaltos, pero que me desespera el 90% de lo que veo porque al final es más de lo mismo, es quizás el género más extenso y por tanto muy difícil sorprender.

Pues bien, esta película es un gramo de diamante en una duna en el desierto.

Es un guiño al terror clásico, manido y explotado a más no poder. Retro, en halloween, adolescentes incomprendidos que se meten donde no deberían, sustos basados en cambios bruscos de música y nada más que añadir.

Podríamos mencionar los diálogos, desarrollo o actuaciones, pero mejor ahorrárselos porque es más de lo mismo, ese estilo tan típico donde no consigue ni verbal ni visualmente transmitir absolutamente nada.

¿Dónde queda su diamante, su chaleco salvavidas?
En que cada historia, por mala que sea en cuanto a contenido, cuenta con una estética visual que esta sí que puede hacer un hueco para siempre en nuestras retinas. Son momentos puntuales, segundos en ocasiones, pero que sí que conseguirán que abramos los ojos como platos (para evitar el sueño que produce todo lo demás)