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Voto de Anibal Ricci:
9
Drama Narra la historia de la preparación y del legendario enfrentamiento por el campeonato del mundo entre Bobby Fischer, campeón de ajedrez norteamericano, y el campeón soviético Boris Spassky. El duelo, que tuvo lugar en 1972, en plena Guerra Fría, fue mucho más que un conjunto de partidas para conquistar un campeonato; prueba de ello es que captó la atención televisada de todo el mundo. (FILMAFFINITY)
30 de marzo de 2016
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Transcurre durante el legendario enfrentamiento por el título mundial de ajedrez entre el norteamericano Bobby Fischer y el campeón soviético Boris Spassky efectuado entre julio y agosto de 1972. Fue considerada (en plena guerra fría) la confrontación entre las inteligencias occidental y la del bloque soviético. Sin embargo, esto no es lo importante en la película, como tampoco ser conocedor del ajedrez, sino el enfoque desplegado por el director para describir al jugador estadounidense. El punto de vista de Fischer (un acertadísimo Tobey Maguire) se emplaza desde la psicosis paranoica que fue progresivamente invadiendo su vida. Son eficaces las disrupciones auditivas sobre el pensamiento lógico del jugador, el tic-tac del reloj, los sonidos del teléfono, una tos del público, muy vívidas e incluso los aplausos parecen descolocar a Fischer. Una película interesante que desentraña una personalidad narcisista, pero al mismo tiempo paranoide, donde es usual ver al personaje solitario mirando bajo el resquicio de las puertas. El clima político de la época no ayudaba en nada a aplacar los eventos psicóticos del personaje, una especie de héroe incomprendido que probablemente no supo lidiar con el éxito. Hace recordar otro excelente film, “The Aviator” (2004) de Martin Scorsese, con un DiCaprio igualmente inspirado para caracterizar al excéntrico millonario Howard Hughes, diseñador de importantes innovaciones de la aeronáutica, que pudo aplacar su trastorno de personalidad (en mejor medida que Fischer), neurosis obsesiva que lo llevó a vivir aislado del mundo hacia el final de su vida, también compartiendo rasgos narcisistas como los de Fischer. La puesta en escena de Scorsese es mucho más cuidada y en cierto modo representó la megalomanía de Hughes, pero los personajes de ambas películas luchan en solitario con sus trastornos. También se nos viene a la mente “A Beautiful Mind” (2001) de Ron Howard, bien interpretada por Russell Crowe, sobre la vida de John Nash, donde la paranoia de la guerra está disfrazada dentro de la mente esquizofrénica del matemático. Realidad y delirio paranoico se funden en ese excelente punto de vista, aunque la película tienda (lamentablemente) a ser una apología de la superación y el sacrificio por el trabajo bien hecho, con una mujer que lo apoya incondicionalmente, lo cual resulta bien poco probable dadas las características del trastorno de Nash. Las tres cintas ofrecen notables versiones de distintas patologías mentales, pero me atrevería a decir que la versión de Bobby Fischer es la más convincente, se resume en algunas partidas de ajedrez y unos raccontos de la infancia y su ascenso en el escalafón mundial, una estructura bastante menos lineal que sus predecesoras, pero suficiente para interesarnos en un juego bastante alejado de nuestras devociones.
Anibal Ricci
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