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Voto de Anibal Ricci:
8
7,3
68.265
Intriga. Thriller
El día de su quinto aniversario de boda, Nick Dunne (Ben Affleck) informa que su esposa Amy (Rosamund Pike) ha desaparecido misteriosamente. Pero pronto la presión policial y mediática hace que el retrato de felicidad doméstica que ofrece Nick empiece a tambalearse. Además, su extraña conducta lo convierte en sospechoso, y todo el mundo comienza a preguntase si Nick mató a su esposa... Adaptación del best-seller "Perdida", de Gillian Flynn. (FILMAFFINITY) [+]
4 de abril de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Partamos diciendo que la traducción del título para Hispanoamérica es “Perdida”, que suena un tanto antojadizo debido a que lo correcto hubiera sido hablar de “Desaparecida”. El nudo dramático se desata a partir de un supuesto rapto de la esposa de un matrimonio modelo del medio oeste norteamericano. El guión está a cargo de la autora del libro homónimo, Gillian Flynn, nacida en Kansas (1971). Justamente la acción transcurre en el estado de Missouri y toma como eje la vida de la “asombrosa” Amy Elliott, cuya niñez ha sido explotada televisivamente por unos estrambóticos padres a través de una imagen pública distorsionada, esto es, la vida de la protagonista ha sido expuesta desde pequeña a un forzado dramatismo.
Amy nació en Nueva York y es una mujer sofisticada que se casó con el convencional Nick Dunne, nacido en Missouri, y cuya madre ha enfermado de cáncer. A raíz de este triste acontecimiento, la idílica vida de Amy pierde brillantez y se enfrasca en el bienestar familiar de Nick y su madre, de quien Amy se convierte en amiga inseparable. Una vez ocurrida su muerte, Amy debe recuperar su protagonismo.
La película está muy bien equilibrada y ninguna de las hebras resulta descuidada, mérito de un director que sabe dosificar la tensión. Hay un relato policial, un matrimonio quebrado, un medio televisivo sensacionalista y una sociedad expectante. Tampoco descuida las historias de los ex novios de Amy, que tendrán un decisivo papel en la trama.
Todo el desarrollo responde a preguntas básicas que rondan la cabeza de cualquier hombre casado: ¿En qué piensa mi mujer? ¿Cómo se siente? ¿Qué daño le he hecho en la relación?
Amy nació en Nueva York y es una mujer sofisticada que se casó con el convencional Nick Dunne, nacido en Missouri, y cuya madre ha enfermado de cáncer. A raíz de este triste acontecimiento, la idílica vida de Amy pierde brillantez y se enfrasca en el bienestar familiar de Nick y su madre, de quien Amy se convierte en amiga inseparable. Una vez ocurrida su muerte, Amy debe recuperar su protagonismo.
La película está muy bien equilibrada y ninguna de las hebras resulta descuidada, mérito de un director que sabe dosificar la tensión. Hay un relato policial, un matrimonio quebrado, un medio televisivo sensacionalista y una sociedad expectante. Tampoco descuida las historias de los ex novios de Amy, que tendrán un decisivo papel en la trama.
Todo el desarrollo responde a preguntas básicas que rondan la cabeza de cualquier hombre casado: ¿En qué piensa mi mujer? ¿Cómo se siente? ¿Qué daño le he hecho en la relación?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
David Fincher deja que los protagonistas se luzcan, particularmente Rosamund Pike (Amy) encarnado a una sicópata asesina ultra calculadora.
Se vislumbran tres actos en el transcurso del film. El primero, es un hombre aburrido de su matrimonio, con un romance a cuestas, que de pronto ve desaparecer a su mujer. Es un supuesto culpable del fracaso matrimonial. La propia Amy describe al matrimonio con cierto humor negro, como el lugar donde “guardamos rencores, nos manipulamos y causamos dolor al otro”. A Nick le falta fuerza vital para defenderse y la opinión pública (aguijoneada por la TV) lo va retratando como un posible asesino de su esposa. En este acto la policía es neutral.
En un segundo acto, Amy aparece viva y tratando de pasar por muerta para que la justicia dictamine la pena capital contra Nick. Se muestra la manera en que plantó las pruebas incriminatorias, limpió la sangre que ella misma se extrajo del brazo, todo como una forma de hacer pagar a Nick por la vida mediocre a que la ha condenado. Incluso es capaz de escribir un falso diario de vida para hacer todo más convincente ante la policía. Al final de este acto arrestan a Nick que debe esperar un milagro para zafarse de la justicia y la opinión pública.
El tercer acto se desencadena al fallar el plan de escape de Amy que es despojada de su dinero por un par de jóvenes delincuentes. Ante el imprevisto, ella contacta a su ex novio acosador y el espectador espera que se salga con la suya, escabulléndose en una oculta casa del lago propiedad del ex novio. Dicha casa tiene un complejo sistema de circuito cerrado y en ese mismo instante Amy maquina volver a los brazos de Nick como una sufriente esposa que ha sido torturada por un sicópata del pasado. Aquí hay un giro inesperado y Amy toma las riendas de la acción y asume un papel dominante que Nick nunca adoptó. De regreso, Amy se sincera en la ducha (para evitar micrófonos) y le dice a Nick que ha asesinado al ex novio y que lo ha hecho por él. Nuevamente la mujer se ubica en el centro de la acción, manipulando a la opinión pública y los medios, e incluso burlando a la policía que sabe que es culpable. Incluso se ha embarazado (con los espermios que Nick había provisto a un banco de espermas) y lo obliga a vivir su papel de esposo o hará sufrir a su hijo al que probablemente la justicia le negará la custodia.
El matrimonio aparece como una institución contractual en la que ambos miembros se manipulan ante la sociedad, en este caso ante la policía, la justicia, la TV y nosotros como espectadores. El rol del abogado disfraza un cinismo hacia lo violento de la relación e incluso los insta a sacar provecho económico de la nueva relación que podrían explotar a través de un reality show.
Se vislumbran tres actos en el transcurso del film. El primero, es un hombre aburrido de su matrimonio, con un romance a cuestas, que de pronto ve desaparecer a su mujer. Es un supuesto culpable del fracaso matrimonial. La propia Amy describe al matrimonio con cierto humor negro, como el lugar donde “guardamos rencores, nos manipulamos y causamos dolor al otro”. A Nick le falta fuerza vital para defenderse y la opinión pública (aguijoneada por la TV) lo va retratando como un posible asesino de su esposa. En este acto la policía es neutral.
En un segundo acto, Amy aparece viva y tratando de pasar por muerta para que la justicia dictamine la pena capital contra Nick. Se muestra la manera en que plantó las pruebas incriminatorias, limpió la sangre que ella misma se extrajo del brazo, todo como una forma de hacer pagar a Nick por la vida mediocre a que la ha condenado. Incluso es capaz de escribir un falso diario de vida para hacer todo más convincente ante la policía. Al final de este acto arrestan a Nick que debe esperar un milagro para zafarse de la justicia y la opinión pública.
El tercer acto se desencadena al fallar el plan de escape de Amy que es despojada de su dinero por un par de jóvenes delincuentes. Ante el imprevisto, ella contacta a su ex novio acosador y el espectador espera que se salga con la suya, escabulléndose en una oculta casa del lago propiedad del ex novio. Dicha casa tiene un complejo sistema de circuito cerrado y en ese mismo instante Amy maquina volver a los brazos de Nick como una sufriente esposa que ha sido torturada por un sicópata del pasado. Aquí hay un giro inesperado y Amy toma las riendas de la acción y asume un papel dominante que Nick nunca adoptó. De regreso, Amy se sincera en la ducha (para evitar micrófonos) y le dice a Nick que ha asesinado al ex novio y que lo ha hecho por él. Nuevamente la mujer se ubica en el centro de la acción, manipulando a la opinión pública y los medios, e incluso burlando a la policía que sabe que es culpable. Incluso se ha embarazado (con los espermios que Nick había provisto a un banco de espermas) y lo obliga a vivir su papel de esposo o hará sufrir a su hijo al que probablemente la justicia le negará la custodia.
El matrimonio aparece como una institución contractual en la que ambos miembros se manipulan ante la sociedad, en este caso ante la policía, la justicia, la TV y nosotros como espectadores. El rol del abogado disfraza un cinismo hacia lo violento de la relación e incluso los insta a sacar provecho económico de la nueva relación que podrían explotar a través de un reality show.