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Voto de Anibal Ricci:
9
Drama Para sobrellevar el insomnio crónico que sufre desde su regreso de Vietnam, Travis Bickle (Robert De Niro) trabaja como taxista nocturno en Nueva York. Es un hombre insociable que apenas tiene contacto con los demás, se pasa los días en el cine y vive prendado de Betsy (Cybill Shepherd), una atractiva rubia que trabaja como voluntaria en una campaña política. Pero lo que realmente obsesiona a Travis es comprobar cómo la violencia, la ... [+]
4 de agosto de 2013
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Somos el pueblo… los que sufrimos crimen y corrupción” dice un político a la muchedumbre, en primera persona, como si experimentara en carne propia los problemas sociales. “Nosotros somos el pueblo… dejen gobernar a la gente… que empiece a gobernar… es como una ola”. Lo dramático de estas líneas es que fueron escritas por el guionista Paul Schrader hace casi 40 años y siguen representando al mundo actual, a esa masa doliente que en vez de vivir se dedica a quejarse… de Vietnam, de la dictadura, del lucro, de la delincuencia, de los abusos del pasado… de lo que sea que los sintonice a esa masa no pensante, una verdadera ola que va y vuelve, lo importante es mantenerse en constante movimiento.

Travis Bickle, un ser subnormal de 26 años, ex marine, observa el movimiento desde lejos, en el confort de su taxi, las personas cruzan las calles en cámara lenta y él conduce extraviado en la soledad que lo ha perseguido toda la vida.

Posee un escaso coeficiente intelectual que lo hace hablar consigo mismo… “algún día, una lluvia de verdad se llevará toda esta basura de las calles”… las prostitutas, los maricones, la droga, la basura del mundo.

La racionalidad del ex uniformado es invadida por sus emociones sicopáticas, frías y mesiánicas, “debo ponerme en forma… aquí tienen a alguien que hizo frente a la suciedad”, habla del futuro, de lo que no ha sucedido, desde la esquina del salvador del mundo.

Iris, la prostituta de 12 años que huye del alero de su familia, representa lo erróneo, a la sociedad que no funciona y Travis, que antes intentó asesinar a un senador, emprende la tarea de salvarla disparándole a todos en su ascenso por el edificio de la perdición. Liquida al proxeneta y al cliente de Iris, al casero que alquila los cuartos a las prostitutas. Iris grita ante esa violencia desbordada y sin frenos.

Travis cae herido y la muchedumbre repleta las calles, mientras la cámara desciende del edificio.

La música incidental expresa la fatalidad de lo ocurrido, pero los diarios titulan “Taxista lucha contra los gansters” y transforman a Travis en un héroe.

La opinión pública fue manipulada y todo parece ser parte del pasado.

La violencia desbordada y sin frenos es la respuesta que necesita escuchar esa muchedumbre que lee los diarios, mientras Travis sigue mirando atrás por su retrovisor.
Anibal Ricci
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