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Voto de Ferdydurke:
4
6,0
3.277
Drama
Annie, una joven adolescente de 14 años, comienza a chatear con un nuevo "amigo" desconocido. Su vida familiar hace que la chica se sienta cada vez menos comprendida, motivo por el cual se refugia en este extraño y decide cederle toda su confianza. Pero a medida que se gana su cariño, su nuevo amigo irá allanando su camino, lleno de continuas mentiras, hasta conseguir su propósito; el hombre resulta ser un depredador sexual de 41 años ... [+]
23 de septiembre de 2015
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El médico conocido, la receta habitual, no hay novedad en el frente del cine. Morbo y tópicos. A ser posible, tópicos morbosos, o si no, morbos tópicos, que es lo mismo.
Familia insoportablemente feliz padece desgracia inopinada. Que, por supuesto, tiene que ver con el sexo. Hija adolescente depredada a través de internet.
Lo ves y no lo crees, otra vez lo mismo, siempre se repite igual la historia. Y sí, pero no. No al pie de la letra por lo menos. Hay un pequeño matiz interesante que permite que se pueda seguir con cierta atención. Se trata de...
Familia insoportablemente feliz padece desgracia inopinada. Que, por supuesto, tiene que ver con el sexo. Hija adolescente depredada a través de internet.
Lo ves y no lo crees, otra vez lo mismo, siempre se repite igual la historia. Y sí, pero no. No al pie de la letra por lo menos. Hay un pequeño matiz interesante que permite que se pueda seguir con cierta atención. Se trata de...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
... que la chica no se reconoce como víctima, niega la violación, se declara enamorada, consciente y libre. Practicó sexo porque quiso. Nadir la obligó.Y este planteamiento podría haber derivado en preguntas incómodas o en desvíos iluminadores, quién sabe. Supondría cuestionarse lo del consentimiento, la edad y los límites de todo eso (las leyes americanas y sus fronteras morales), dónde están, por qué y para qué, a qué razones obedecen y si es justo o correcto que sea así, si hay demasiada permisividad o, por el contrario, exceso de celo, si hay que continuar como si nada o comenzar desde cero. Y no, falsa alarma, espejismo, se aparca lo complejo y ambiguo para centrarse en la convención, otra vez, para transitar el camino trillado en estos casos; el del tormento doméstico y el juicio social, los amores rotos, solo por un tiempo (faltaría más), paterno-filiales, las paranoias persecutorias, las policiales, los llantos, quebrantos y demás espantos.
Finalmente, la chica vuelve al redil, reconoce el estupro y se reconcilia con el padre. La verdad y la unión les ha purificado y liberado.
Pero... Ese final con malvado profesor de física mirando a cámara, sano y salvo, feliz como perdiz, es un poco cutre, bastante. Más propio de una saga gore de consumo palomitero que de una película supuestamente seria.
Ahora bien, lo que sí queda claro, una vez más, es el retrato pavoroso de los USA. Ese país repleto de adolescentes completamente descerebrados (tanto la protagonista como sus amigas, y todo el instituto ya de paso, asustan, entre la ingenuidad más lerda y el desenfreno más inhóspito), padres tan perfectos y dichosos y enrollados que no se enteran de nada los pobres, policías ineptos que no pillan a (casi) nadie, ciudades saturadas de agresores sexuales... O, dicho de otra manera, puritanismo delirante como salsa histérica de una sociedad enfermizamente obsesionada con el sexo, sitiada por el miedo, la incompetencia, la amenaza y la impotencia, que alardea de libertad y comprensión, pero que en realidad vive entre la angustia, la represión, el delito y la inseguridad.
Y, para colmo, con la constante necesidad de devorar películas que reproducen el mismo modelo viciado, los mismos sustos, la misma hipocresía, dolor y necedad.
Me gustaría pensar que no puede ser tan así, que es solo la visión deformada que nos llega de la ficción más comercial, filtrada por intereses comerciales, puramente económicos, todo sea por la taquilla. Lo malo es que esa idea sería demasiado aburrida y tranquilizadora. Y aquí de lo que se trata es de llevarnos las manos a la cabeza y rasgarnos las vestiduras, de pasarlo mal, pasándolo bien en el fondo.
Finalmente, la chica vuelve al redil, reconoce el estupro y se reconcilia con el padre. La verdad y la unión les ha purificado y liberado.
Pero... Ese final con malvado profesor de física mirando a cámara, sano y salvo, feliz como perdiz, es un poco cutre, bastante. Más propio de una saga gore de consumo palomitero que de una película supuestamente seria.
Ahora bien, lo que sí queda claro, una vez más, es el retrato pavoroso de los USA. Ese país repleto de adolescentes completamente descerebrados (tanto la protagonista como sus amigas, y todo el instituto ya de paso, asustan, entre la ingenuidad más lerda y el desenfreno más inhóspito), padres tan perfectos y dichosos y enrollados que no se enteran de nada los pobres, policías ineptos que no pillan a (casi) nadie, ciudades saturadas de agresores sexuales... O, dicho de otra manera, puritanismo delirante como salsa histérica de una sociedad enfermizamente obsesionada con el sexo, sitiada por el miedo, la incompetencia, la amenaza y la impotencia, que alardea de libertad y comprensión, pero que en realidad vive entre la angustia, la represión, el delito y la inseguridad.
Y, para colmo, con la constante necesidad de devorar películas que reproducen el mismo modelo viciado, los mismos sustos, la misma hipocresía, dolor y necedad.
Me gustaría pensar que no puede ser tan así, que es solo la visión deformada que nos llega de la ficción más comercial, filtrada por intereses comerciales, puramente económicos, todo sea por la taquilla. Lo malo es que esa idea sería demasiado aburrida y tranquilizadora. Y aquí de lo que se trata es de llevarnos las manos a la cabeza y rasgarnos las vestiduras, de pasarlo mal, pasándolo bien en el fondo.