Kamchatka. Mecedonia.
Tíos y tías de cuarenta castañas sin hijos, dinero suficiente, trabajos mediocres y absurdas vidas que se comportan/piensan como si tuvieran quince años y hacen películas sobre tíos y tías de cuarenta tacos que no tienen hijos pero que quizás los tengan en el futuro, uno a lo sumo, hoy en día es un asiático lujo, casi chino, con la suficiente pasta, trabajos más o menos buenos, aburridas y ridículas vidas y se comportan como si tuvieran diez años y todo su mundo intelectual/moral, sus sueños y esperanzas se basan/están en las referencias de las películas, en lo que dijo en su lejano día Bruce Willis en el sexto sentido, por ejemplo, pensadas para un público mayoritariamente de cuarenta años que no tiene hijos ni los va a tener nunca, de horribles trabajos no tan bien remunerados, vidas desesperadas, mentalidad de seis años y que van al cine a ver películas sobre tíos y tías de cuarenta años que... son hechas por tíos y tías de cuarenta años que... cine... años... que
¿Lo pillas? ¿La metáfora?
Un mundo/cultura/sociedad desorientado, inútil, grotesco, superfluo, inane que crea ficciones pueriles, penosas y huecas y que reflejan la nada más cotidiana y absoluta en forma de infantilismo a raudales o mansalva, todos de mucha guardería niños, una angustia sorda, una carcoma que señala la falta total de sentido, la banalidad como forma de vida, mal abismal e invasivo, única norma, del juego la solitaria regla.
Unos tiempos aguados y acobardados, cagados de miedo, vaciados de contenido, memos, groseros, autocomplacientes, bien quedas, sin riesgo, sin salero ni instinto, una comedia o farsa, todo es mentira, madre mía, el juego siempre esconde otro juego que oculta un juego que es otro juego...
La realidad ya no existe, ha sido sustituida, intercambiada por fantasmas que no atacan al jefe o sombras intercambiables e indistinguibles, muy chinescas, los reyes del mambo los amarillos, arenas movedizas, por una ficción todavía más idiota e inverosímil si cabe que la vida que trata de imitar/reflejar/recrear, puro pánico, emasculado.
Añoranza de la verdad perdida, hambre de la realidad sustraída, ansia de autenticidad, de tensión o vértigo, la muerte ya lo ocupa todo, no deja sitio, ni las sobras o migas al resto.
Pastiche, copia del plagio, tontería, vamos a jugar al Monopoly, qué emoción, amigo mío.
El cuerno de la abundancia que nada.
Espejismo, juego de espejos que remiten solo a sí mismos, que reflejan su propio pálido vacío, el retrato de un yo duplicado/clonado/esquilmado hasta el infinito.
Humor de chichinabo autoconsciente que se pierde en su propio eco, que no se escucha, sordociego, que se ríe de su eterno susto, gran acojono.
Máscaras que esconden la propia desaparición, esa desolación, el horror absoluto, la voraz descomposición.
Jajajaja