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Voto de Ferdydurke:
5
29 de noviembre de 2016
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Musical cafre con trasfondo negro como el abismo del infierno.
El conflicto más antiguo o dícese de hembra joven con macho viejo y un tercero al acecho. O mujer pobre con hombre rico que se enamora del sin dinero. O en el campo se mata, y se canta, por supuesto, mucho mejor.
Una preciosa y graciosa Emma Cohen, un soberbio, y muy cachondo, Fernán Gómez y un Paco Algora como sosias del Landa más cavernario, troglodita y de pocas luces.
Parodia, recochineo, fiesta, alegría y la España negra de los catetos.
La tragedia siempre presente; esa que tiene que ver con la hombría, la sangre espesa y el sexo que se nos come los pulsos, las canciones, los adentros y todo lo que le pongan por delante, no tiene freno; desvarío salvaje que no conoce a nadie y solo pide carne.
Está llena de frases ingeniosas y cantables chocarreros. Y además tenemos a la Santpere como bruja imperial y a la Rufa con sus funestos augurios de reprimida mujer de la casa que todo lo sabe y nada puede hacer por evitarlo, el mal que nos viene seguro, anunciado, avisado, contado y proclamado sin descanso.
Comienza mejor que acaba. Va perdiendo fuelle, gracia y divertimento. Termina un poco fofa, repetitiva y apagada, bastante cansada. Pero durante un buen rato fue una obra jocunda y libérrima, estupenda en su iconoclastia desprejuiciada y caricaturesca, tan salerosa.
El conflicto más antiguo o dícese de hembra joven con macho viejo y un tercero al acecho. O mujer pobre con hombre rico que se enamora del sin dinero. O en el campo se mata, y se canta, por supuesto, mucho mejor.
Una preciosa y graciosa Emma Cohen, un soberbio, y muy cachondo, Fernán Gómez y un Paco Algora como sosias del Landa más cavernario, troglodita y de pocas luces.
Parodia, recochineo, fiesta, alegría y la España negra de los catetos.
La tragedia siempre presente; esa que tiene que ver con la hombría, la sangre espesa y el sexo que se nos come los pulsos, las canciones, los adentros y todo lo que le pongan por delante, no tiene freno; desvarío salvaje que no conoce a nadie y solo pide carne.
Está llena de frases ingeniosas y cantables chocarreros. Y además tenemos a la Santpere como bruja imperial y a la Rufa con sus funestos augurios de reprimida mujer de la casa que todo lo sabe y nada puede hacer por evitarlo, el mal que nos viene seguro, anunciado, avisado, contado y proclamado sin descanso.
Comienza mejor que acaba. Va perdiendo fuelle, gracia y divertimento. Termina un poco fofa, repetitiva y apagada, bastante cansada. Pero durante un buen rato fue una obra jocunda y libérrima, estupenda en su iconoclastia desprejuiciada y caricaturesca, tan salerosa.