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Voto de Ferdydurke:
1
6,1
4.670
Romance. Drama
Tras sufrir un accidente de moto, una adolescente se debate entre la vida y la muerte en el hospital donde Timoteo, su padre, ejerce de cirujano. Mientras se efectúa una complicada operación él, que rehúsa intervenir, rememora los hechos que han conducido a que esa hija exista. En realidad no estaba en el estrecho horizonte de Timoteo y Elsa tener hijos; eran un perfecto matrimonio burgués en que todo se reducía a rutina y buenas ... [+]
20 de marzo de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni yo. Así es. Pereceréis entre horribles sufrimientos. Padeceréis las torturas más atroces en el infierno. Una y otra vez veréis esta película, una y otra vez...
Truculencia, patetismo, sensiblería, desafuero... Todo ello relamido y cargante hasta la vergüenza. Una solemnidad ridícula, grotesca, para narrarnos una suma de idioteces entre muy sórdidas y muy tópicas. Un grosero afán de trascendencia en formato de melodramón estrafalario. Unas ínfulas penosas. Soporífera y bochornosa.
Comienza con necrofilia (Pe clava el personaje de yonqui-zombi, mezcla de heroinómana agónica, puta del inframundo y fantasmal aparición recién escapada de un manicomio aterrador y una severa catatonia) erótico-penosa y nada, en eso que cierras los ojos un solo momento y tratas de dormir un poco, te lo mereces, por supuesto, te encuentras de bruces o sopetón con tremendas lloreras, pasiones alborotadas y tragedias en cascada.
Castellitto. Como director, para detenerle y no dejarle salir jamás del más negro calabozo; como guionista (supongo que la novela de su mujer, qué pareja de miedo, también tendrá delito, pero no es excusa suficiente, semejante cómplice), el oprobio se mantendrá durante generaciones enteras, sus hijos, nietos y demás parentela deberán esconderse de sus semejantes ante tanta vergüenza a espuertas, vivir entre sombras, formar una secta satánica y ocupar las alcantarillas más sucias; como actor, un delirio, una especie de galán cutre, como de saldo, cruzado, a muy mala idea, con la parodia médica de alguna teleserie de hospitales, española (para mayor desgracia si cabe), por supuesto, y con el ímpetu arrebatador de Jorge Sanz y el estreñimiento crónico de Harrison Ford.
Pa matarlo al amanecer, sin siquiera desayunar.
Truculencia, patetismo, sensiblería, desafuero... Todo ello relamido y cargante hasta la vergüenza. Una solemnidad ridícula, grotesca, para narrarnos una suma de idioteces entre muy sórdidas y muy tópicas. Un grosero afán de trascendencia en formato de melodramón estrafalario. Unas ínfulas penosas. Soporífera y bochornosa.
Comienza con necrofilia (Pe clava el personaje de yonqui-zombi, mezcla de heroinómana agónica, puta del inframundo y fantasmal aparición recién escapada de un manicomio aterrador y una severa catatonia) erótico-penosa y nada, en eso que cierras los ojos un solo momento y tratas de dormir un poco, te lo mereces, por supuesto, te encuentras de bruces o sopetón con tremendas lloreras, pasiones alborotadas y tragedias en cascada.
Castellitto. Como director, para detenerle y no dejarle salir jamás del más negro calabozo; como guionista (supongo que la novela de su mujer, qué pareja de miedo, también tendrá delito, pero no es excusa suficiente, semejante cómplice), el oprobio se mantendrá durante generaciones enteras, sus hijos, nietos y demás parentela deberán esconderse de sus semejantes ante tanta vergüenza a espuertas, vivir entre sombras, formar una secta satánica y ocupar las alcantarillas más sucias; como actor, un delirio, una especie de galán cutre, como de saldo, cruzado, a muy mala idea, con la parodia médica de alguna teleserie de hospitales, española (para mayor desgracia si cabe), por supuesto, y con el ímpetu arrebatador de Jorge Sanz y el estreñimiento crónico de Harrison Ford.
Pa matarlo al amanecer, sin siquiera desayunar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Cirujano de buen vivir, burgués hastiado con mujer de postal, parece que pierde a hija en accidente absurdo y... recuerda. Los recuerdos invaden su presente destruido. Pe, con un corazón más grande que Italia (sí, es su nombre, en serio), le acoge entre sus generosas piernas y sus hermosas ubres y el gañán pinturero se nos pasa, de paso, las dos horas siguientes haciendo el indio y follando como un gorrino agorilado. Un espectáculo inmarcesible que se ve aliñado por el perfume engalanado del amor más rompe almas, la siempre interesante lucha de clases (sic), el asco-aburrimiento existencial, la paternidad doliente, la jodida incomunicación y, finalmente, el destino kármico, no esperábamos menos, estamos hechos a todo, en forma de ángel benéfico y redentor.
Ampulosamente infame.
Y se acabó.
Ampulosamente infame.
Y se acabó.