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Voto de Ferdydurke:
4
4,8
1.252
Drama. Romance
Santi sale de la cárcel y viaja al sur para visitar a Emilio, un antiguo compañero de celda que está enfermo. La casualidad hace que tropiece con Marina, la médico que atiende a su amigo. Con ella tuvo Santi un encuentro terrible hace muchos años que marcó la vida de ambos. Este reencuentro les hará enfrentarse al pasado. (FILMAFFINITY)
14 de marzo de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mitad de Óscar, El portero de noche y, claro, Días contados.
Dramatización extrema que a cada paso fuerza más la máquina de la trama hasta que esta chirría, se quema o agota, echa humo, se rompen las piezas, de moral romantizada que convierte al etarra, asesino confeso, en un héroe de nuestro tiempo, torturado y estoico, lleno de culpa y grandeza por como la derrota la asume o afronta, y que, en comparación con la debilidad/mediocridad del resto de hombres que por allí pacen, es un titán o gigante al que le meten o endosan (en) una relación sadomaso (Misery/El hilo invisible) de amor, necesidad, pasión, obsesión, perdón y dolor, de padre y muy señor mío.
La película, pese a todo, pese a lo inverosímil de la mayoría de lo que allí sucede o nos cuentan, está bastante bien, o no tan mal, por ellos y porque no tiene prisa y se explica, cada paso al precipicio que da se adensa/calma, y porque tampoco es temerosa, arriesga, y por el morbo y por el lugar áspero/precioso-desolado/esencial, es bonita de mirar, y por ella, sí, y por él, también, los dos otra vez.
Lo idealiza y en verdad el asunto etarra está mucho más cerca del esperpento aberrante grotesco que de la renuncia ascética, samurái, en silencio, y el sacrificio kamikaze. De hecho, esto no pasa, los matarifes se agarran a la vida y hasta les celebran y cantan con algarabía, a bombo y platillo, no se esconden ni mucho se arrepienten la gran mayoría, en su natal tierra y los otros, los pobres, las víctimas penan en silencio, casi todos, y siguen, no buscan venganza de ninguna clase.
Es una sublimación de unos hechos atroces y estúpidos, corrompidos y miserables, cobardes y viles, pero bueno, contado todo de forma digna, ajustada dentro del delirio, de la apuesta enloquecida, mesurada en el desbarre, seca, potente, rotunda, no está mal mirada esta historia estupefaciente, no parecen mala gente los que la narran; Imanol es cumplidor, no alardea ni tanto exagera, decente dentro del contexto viciado/sectario de nuestro cine/política, un pequeño guerrero humilde, un honesto profesional, todo lo que se puede ser teniendo en cuenta las horrorosas circunstancias que, por ejemplo, explica, más o menos, esta película.
Elena y Eduard. Qué bien.
Dramatización extrema que a cada paso fuerza más la máquina de la trama hasta que esta chirría, se quema o agota, echa humo, se rompen las piezas, de moral romantizada que convierte al etarra, asesino confeso, en un héroe de nuestro tiempo, torturado y estoico, lleno de culpa y grandeza por como la derrota la asume o afronta, y que, en comparación con la debilidad/mediocridad del resto de hombres que por allí pacen, es un titán o gigante al que le meten o endosan (en) una relación sadomaso (Misery/El hilo invisible) de amor, necesidad, pasión, obsesión, perdón y dolor, de padre y muy señor mío.
La película, pese a todo, pese a lo inverosímil de la mayoría de lo que allí sucede o nos cuentan, está bastante bien, o no tan mal, por ellos y porque no tiene prisa y se explica, cada paso al precipicio que da se adensa/calma, y porque tampoco es temerosa, arriesga, y por el morbo y por el lugar áspero/precioso-desolado/esencial, es bonita de mirar, y por ella, sí, y por él, también, los dos otra vez.
Lo idealiza y en verdad el asunto etarra está mucho más cerca del esperpento aberrante grotesco que de la renuncia ascética, samurái, en silencio, y el sacrificio kamikaze. De hecho, esto no pasa, los matarifes se agarran a la vida y hasta les celebran y cantan con algarabía, a bombo y platillo, no se esconden ni mucho se arrepienten la gran mayoría, en su natal tierra y los otros, los pobres, las víctimas penan en silencio, casi todos, y siguen, no buscan venganza de ninguna clase.
Es una sublimación de unos hechos atroces y estúpidos, corrompidos y miserables, cobardes y viles, pero bueno, contado todo de forma digna, ajustada dentro del delirio, de la apuesta enloquecida, mesurada en el desbarre, seca, potente, rotunda, no está mal mirada esta historia estupefaciente, no parecen mala gente los que la narran; Imanol es cumplidor, no alardea ni tanto exagera, decente dentro del contexto viciado/sectario de nuestro cine/política, un pequeño guerrero humilde, un honesto profesional, todo lo que se puede ser teniendo en cuenta las horrorosas circunstancias que, por ejemplo, explica, más o menos, esta película.
Elena y Eduard. Qué bien.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y ella sale desnuda del agua y el plano se mantiene ¿sin motivo? Y al final se oyen dos disparos, tanta muerte. Y ese amigote y esa hermana son echados a patadas. Tres grandes momentos. Incómodos.
Cruzaron el Rubicón, no hay vuelta atrás. Descenso a los infiernos. Amor fou. Y la madre llora y el hijo duerme y la compañera de trabajo traiciona.
José Luis García Pérez también es un gran actor.
Uribe es Urbizu en serio, maduro, más sosegado y abnegado, menos loco y vanidoso, un verdadero artesano, los dos muy majos, y vascos.
Cruzaron el Rubicón, no hay vuelta atrás. Descenso a los infiernos. Amor fou. Y la madre llora y el hijo duerme y la compañera de trabajo traiciona.
José Luis García Pérez también es un gran actor.
Uribe es Urbizu en serio, maduro, más sosegado y abnegado, menos loco y vanidoso, un verdadero artesano, los dos muy majos, y vascos.