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Lejos del mar

Drama. Romance Santi sale de la cárcel y viaja al sur para visitar a Emilio, un antiguo compañero de celda que está enfermo. La casualidad hace que tropiece con Marina, la médico que atiende a su amigo. Con ella tuvo Santi un encuentro terrible hace muchos años que marcó la vida de ambos. Este reencuentro les hará enfrentarse al pasado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
30 de septiembre de 2015
28 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar del terrorismo en el cine siempre es difícil. Imanol Uribe lo había hecho anteriormente en películas bastante notables como La muerte de Mikkel y Días contados, y parece que la actualidad de la Doctrina Parot animó al cineasta a completar su particular trilogía sobre el conflicto vasco. En los tres casos, Uribe lleva la dureza de un contexto social inestable a un terreno íntimo. Lejos del mar empieza con las señas reconocibles de su autor, pero pronto se tuerce y naufraga. Por sorpresa, los personajes resultan inverosímiles, la trama roza el ridículo y el guión nunca describe las interioridades de sus protagonistas, sus miedos y sus motivaciones. Uribe merece todos nuestros respetos, pero es de ley señalar que Lejos del mar, por desatinada, acaba siendo lo que (intuímos) quería evitar: un relato rocambolesco que roza el insulto. Los actores intentan dar relieve a sus papeles, pero su esfuerzo cae en saco roto: el drama, por exacerbado, acaba provocando risas en la platea, tal y como sucedió en el pase de prensa donostiarra. La película tampoco perfila su estilo: algunas escenas se resuelven con un plano-contraplano formulario, mientras que otros momentos juegan a dilatar la trama sin que ello tenga un efecto dramático en la platea (por ejemplo, el plano eterno en el que Anaya arrastra el cuerpo herido de Fernández hasta la casa de la playa). Mucho nos tememos que el film ni tendrá distribución en salas ni encontrará afectos entre los cinéfilos más a contracorriente. El final (prematuro, torpe) de la carrera de un autor que no hace tanto era un referente del cine español.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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3 de septiembre de 2016
25 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pasado 23 de septiembre se presentó, fuera de concurso, la última película de Imanol Uribe, Lejos del mar. Un estreno precedido de controversia, ya desde su rodaje, debido a su temática arriesgada dedicada al terrorismo etarra y que cierra la trilogía del cineasta vasco que se completa con La muerte de Mikel de 1984 y Días contados estrenada en 1994.

En esta ocasión el destino hará que se crucen las vidas de dos personas, el asesino y la víctima. Santi, interpretado por el actor catalán Eduard Fernández, es un ex etarra arrepentido que sale de la cárcel tras 22 años de condena sensiblemente reducida gracias a la polémica doctrina Parot. Marina, a la que interpreta de manera intensa Elena Anaya, es la hija de un militar que con solo 8 años presenció el asesinato de su padre y que, a ojos de los que la rodean, ha sabido continuar con su vida con normalidad.

Ambos coincidirán de manera casual por tierras de Almería, donde Marina vive con su familia y ejerce de médica en un hospital, “salvando vidas y curiosamente incapaz de salvar la suya propia” según palabras de la propia Elena Anaya durante la rueda de prensa posterior a la proyección-

A partir de entonces todo es impredecible hasta para los propios protagonistas arrastrados a las más extremas situaciones en la que la cordura no tiene lugar ni sentido.

Las reacciones del público, mayoritariamente formado por prensa y acreditados, no se hicieron esperar, siendo manifestadas durante la propia proyección. Risas nerviosas y comentarios por un lado, petición de silencio y respeto por el otro, una dicotomía de formas de entender el cine, las emociones y la vida, todas plenamente legítimas.

Al finalizar la película aplausos encendidos por parte de un sector algo minoritario y caras de sorpresa y estupor por parte del resto.

A mi modo de entender y desde el más absoluto respeto, los que realmente se sintieron incómodos con este Lejos del mar no supieron, o no quisieron, ir más allá delos límites de lo establecido como políticamente correcto. Si algo bueno tiene el arte, entre otras muchas cosas, es la libertad que ejerce en sus propuestas y la amplitud de miras que exige para su disfrute. En este caso la cercanía de un dolor tan agresivo y reciente dificultó que muchos consiguieran implicarse en una historia que contaba realidades que iban mucho más allá.

Desde aquí rompo una lanza por la valentía de Imanol Uribe y Daniel Cebrián, ambos responsables de un guion, rudo y arriesgado, que camina por el filo de las profundas heridas de unos y la eterna cabezonería de otros.



Elena Anaya y Eduard Fernández manejan con una honestidad descomunal sus interpretaciones, labor nada sencilla como comprobarán los que le den una oportunidad a este valiente drama.
Sus papeles requerían de un salto sin red, tanto en lo físico como en lo emocional, que diera
entidad a la irracionalidad de un conjunto que se mueve desde las entrañas, dejando dormida la razón, y supieron hacerlo.

La cinta explora la realidad de unos extremos que parecen insoldables, aboga por la reconciliación, plantea la necesidad del perdón y propone una reflexión con la que la ciudadanía, tarde o temprano, deberá enfrentarse.

En palabras del propio director “la intención es profundizar en esos sentimientos tan personales de dos personas que arrastran una tragedia inmensa”. Por favor, tengan en cuenta esta premisa antes de enfrentarse a Lejos del mar.
umaestef
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29 de enero de 2017
18 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es increible como se lanza en una trama psicologica, cuando parece que su historia no tiene hacia donde ir y obliga a sus personajes a vivir una historia amorosa sin pies ni cabeza. Como intentando hacer un film donde haya de todo, asesinato, amor, sexo, venganza, suicidio... incluido desnudo femenino completamente fuera de lugar. Escenas y tipicazos a los q ya estamos mas q hartas de ver.
Lanukiartichaut
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9 de agosto de 2018
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película de Imanol Uribe, que como no, nos acerca al difícil mundo del conflicto vasco y de las sufridas víctimas de ETA.

Película de emociones fuertes en la que las dos bandas se ven involucradas.

Todos sabemos lo complicado que debe ser cuando a sangre fría te arrebatan a un ser querido, en esos momentos la rabia, la ira, la indignación, y el dolor, son sentimientos que no te dejan en paz, ni formarte como persona normal con sentimientos natirales.

He aquí el propósito de Imanol Uribe que marca como objetivo de la película, la pregunta que nos hace.

Debemos saber perdonar, aun cumpliendo con la justicia y mostrando su arrepentimiento al que te asesinó a un ser querido? Difícil dilema en los que los sentimientos anteriormente citados rasgan nuestras vestiduras.

Película de dos actores frente a frente, con poca conversación y que nos deja sentimientos aflorados.

Grande Eduard, como siempre, pero aún me ha gustado más Elena, que a parte de encontrarse con el asesino de su familiar, se tenía que enfrentar al marido, que a fin de cuentas la dañaba mucho más, que el propio etarra.

Lo mejor: Elena Anaya sobresaliente, y que con pocas palabras nos ha mostrado mucho.

Lo peor: Que estas historias no suelen ocurrir en la vida real.
mikel1975
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19 de agosto de 2018
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En realidad ese es el título que opino se ajusta más a los hechos al conformar un espacio, alejado de los otros, y que define a unos personajes que no pueden olvidar... Un reducto diferente imposible de clasificar en el que se mezclan el síndrome de Estocolmo, sí, pero también la justicia, la venganza, el perdón y hasta el amor. Cierto que existen algunas incongruencias de guión, en cuanto a quiebros del mismo, pero tampoco me parecen fundamentales a la hora de rellenar unas lagunas que existen incluso para ellos mismos. Elena Anaya está muy bien, a mí Eduard Fernández me satura ya un poco y José Luis García Pérez tiene un papel inexistente pero Susi Sánchez -esa gran presencia siempre- con solo cinco minutos se apodera del plano.

(Reitero: diga lo que diga Woody Allen, Elena Anaya sí es una buena actriz y en esta película lo demuestra)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Rebeca
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