La condesa descalza. Milagro en los Abruzos. Las mejores intenciones. Amanece que no es poco. El bosque animado. Calabuch. Platero y tú. Las Hurdes. Los carabineros. Las bicicletas son para el verano.
Arcadia feliz o paraíso en la tierra de los pobres de solemnidad, dichosos y dignos en su mucha miseria, serán los primeros en el cielo.
Cuando no había distanciamiento social ni enmascarillado general, vivían apretujados y a la pata la llana, tan terriblemente contaminados los unos de los otros, cuando las mujeres estaban empoderadas de verdad, los hombres no tenían tanto miedo, los curas iban con sotana para no disimular, la policía hacía el bien, la gente, a pesar de todo, era jodida, tristemente feliz, los milagros se sucedían, el amor era el pan nuestro de cada día, el dinero casi no importaba, el deseo estallaba repleto, había un coro malo que comentaba cada jugada y los hijos no paraban de venir al mundo. Érase una vez.
Tierna comedia costumbrista o cuento amoral aunque parezca lo contrario, ya que al final se impone la regla de aquella manera, sobre todo carnalmente, como promesa, en espíritu, no tanto en letra.
Que se muera, que se muera el único personaje verdaderamente malo, de todo tiene que haber en la viña del señor, ladrón y usurero, eternamente resucitado.
Que viva, que viva Caramella, la mejor sirvienta, shakespeareana a toda hora, intriganta, creadora, imperial y cachonda, la más hermosa de todas.
Sexo, religión y orden en feliz comunión. Los amores reñidos son los más queridos.
También hay vodevil, juego de equívocos, pasión, dos mujeres enfrentadas por un mismo hombre y un gran secreto que se desvela en el último momento, finalmente.
Humor, inteligencia y verdad, aunque toda sea una gigantesca mentira.
Gina Lollobrigida no puede estar mejor ni más guapa y Vittorio De Sica es un ser superior, de los que ya no quedan.
Realismo fantástico italiano que le da mil vueltas a todo el cine norteamericano.