Pan, amor y fantasía

Película realizada por Luigi Comencini. El guión se basa en la realidad de las aldeas italianas en los años de Posguerra. Se rodó en exteriores de Castel San Pietro Romano (Lazio) y en los Titanus Studios (Roma). Obtuvo una nominación a los Oscar (guión). Ganó el Oso de plata de Berlín y un Nardo d'Argento/Silver Ribbon (actriz). Producida por Marcello Girosi, se estrenó el 25-XI-1953 (Italia).

La acción tiene lugar en Sagliena, población imaginaria del interior montañoso de la región de los Abruzzi, en 1951/52, a lo largo de unos días. Al lugar llega el nuevo comandante de la guarnición de 6 carabineros, Antonio Carotenuto (Vittorio De Sica), de mediana edad, soltero, nacido en el norte de Italia, que tiene grandes deseos de contraer matrimonio, pese a sus afirmaciones en sentido contrario.

La película se desarrolla como una comedia costumbrista con toques de drama. La estética corresponde al neorrealismo italiano, dentro del que se sitúa en el apartado del neorrealismo rosa, que ofrece una visión optimista, no focalizada en aspectos lacerantes. Éstos aparecen reflejados ocasionalmente en el film, al que confieren un cierto sabor amargo. La población de la aldea incluye ancianos ociosos, que se entretienen como mirones, que alimentan rumores y sospechas. La pobreza se visualiza en el vestir, las viviendas, la precariedad de las infraestructuras y la escasez de alimentos. Cuando el comandante pregunta a un vecino qué come, éste le responde "pan con fantasía" (pan solo). Por la pantalla desfilan personajes típicos de la época, como el vendedor ambulante de telas, los intocables sobrinos del párroco, la leñadora joven, decidida, inocente y de corazón de oro, María "Fisky" De Ritis, etc. Se ven acontecimientos colectivos, hoy tan singulares, como la peregrinación de dos días a un monasterio próximo, la procesión de San Antonio con ángeles blancos, la fiesta en la plaza mayor, los uniformes de gala. Las historia está salpicada de humor sutil, irónico y mordaz, que se afirma a través de gestos, situaciones y palabras. En el centro del relato se levanta la sensualidad, atractivo, diligencia y espontaneidad de María, envidiada, admirada y deseada. En lo que hace referencia a sus intereses y a sus amores, ella es la que manda por encima de todos (comandante, párroco, alcalde, comadrona y madre). El comandante, rendido ante ella, se convierte en una figura débil y manejable. Libre de influencias, ella elige por marido al hombre que desea. Encarna a la mujer independiente y autosuficiente, que se formó durante la IIGM y se impuso en la Posguerra.

La música, del prolífico A. Cicognini, hace uso de melodías de aires populares, atávicos y rústicos (armónica, flauta). La fotografía ofrece perspectivas amplias y de gran profundidad, primeros planos expresivos y una larga sucesión de diálogos a dos. El film obtuvo un gran éxito de público y elevó a la Lollo al nivel de estrella europea de primer nivel.

Liviana comedia romántica "a la italiana", donde sólo el talento de Vittorio de Sica y de Luigi Comencini, su director, destacan, y la salvaje belleza de Gina Lollobrigida, que esta vez alejada del glamour de la alta sociedad, y sin grandes vestidos y maquillajes da la sensación de tener muchos más talento que los papeles que interpretó en Hollywood.

Quizás lo mejor de la película sea ese pueblo chismoso perdido del mundo, donde los convencionalismos sociales y los chascarrillos son los verdaderos protagonistas, y las habladurías de las gentes sencillas.

Humor tranquilo, sin aspavientos, con algunos puntos buenos que te hacen marcar una sonrisa en los labios que nunca llega a carcajada.

Aprobado, 5. Tuvo, curiosamente, varias secuelas e incluso fue candidata al Oscar.

El pan es el que le falta a casi todo el pueblo, aunque lo compartan entre ellos y sobre todo con los carabinieri.
El amor es el que Gina Lollobrigida levanta entre toda la población del pueblo, amor que está más o menos enmascarado según la posición social, cargo, edad u estado civil de cada uno de los hombres del pueblo, y que, en el caso de la población femenina, está mezclado con diversas dosis de envidia, -mucha por parte de las más jóvenes o rivales en el arte del amor, y algo menos, pero acompañada de mucho cotilleo, por parte de las mujeres ancianas-.
Y la fantasía es la de la propia película, que retrata con amabilidad y a la vez de forma genial el hecho de que, a pesar de todas sus carencias, la gente de este pobre pueblo vive con alegría.
De Sica, como mariscal Antonio Carotenuto a cargo del pueblo, al que acaba de llegar como su nuevo destino laboral, realiza un papel parecido al que tiene en la también gran película El General de La Rovere de Rossellini, -aunque aquí su labor como militar es mucho más dulce, obviamente, pero no deja de ser juez y parte, que intenta sacar tajada- (ver spoiler).
Las creencias religiosas del pueblo en los milagros me hicieron reir por lo inocente de las gentes, -parecidos con Los jueves milagro, de Berlanga-.
Y poco más, que se ve de un tirón, es muy fácil de seguir, neorealismo italiano pero mostrado con la luminosa sonrisa, los ojazos y las curvas de Gina Lollobrigida, -son tantas como las del pueblo y en ellas toda la población masculino sueña tropezar.-
Tiene muchas escenas divertidas, -Gina y el mariscal De Sica en el agua del río, pelea de Gina con su rival por un vestido, Gina cantando bellísima en la cárcel, Gina lloriqueando ante el mariscal, etc…-
Nota: 10 sobre 10.
Así que corten esta crítica y enciendan el televisor, música maestro.

En un pueblo de la campiña italiana llega el nuevo comandante de los carabineros, Carotenuto (Vittorio De Sica) y algunos de sus súbditos como el cadete Pietro (Roberto Risso) dispuesto a mantener la ley y el orden, donde no existen solo que sus aburridos habitantes pasan el tiempo chismorreándose unos a otros. Pero lo que ignoran los dos hombres de mucha ley y poca perspicacia a la hora de poner seriamente las cosas en orden en el pueblo es que la presencia de María (Gina Lollobrigida) apodada la “leñadora” va a despertarles una admiración y pasiones todavía no descubiertas en sus ajetreadas y disciplinadas vidas de uniforme y buena presencia. Enseñoreados por María, cada uno creerá que les será correspondida a su manera. Pero Carotenuto ya es algo mayor y Pietro es incapaz de declararle amor.

A Vittorio de Sica se le recordará más por su manejo de cámara en “Ladrón de Bicicletas” (Ladri di Biciclette, 1948), “Milagro en Milán” (Miracolo a Milano, 1950) o “Dos Mujeres” (La Ciociara, 1960) como uno de los máximos representantes del movimiento neorrealista italiano junto con Roberto Rossellini. Y era innegable que no solo de dramatismo se podía vivir en la reconstruida Italia después de la caída de Mussolini, ni revivirla en dos días era tarea fácil.

Pero para colmo como director o actor en éste caso, Vittorio De Sica supo aportar su brillantez, paciencia, generosidad y rostro amable de carabinero bonachón en ésta comedia costumbrista de Luigi Comencini que, tras el éxito de su film dirigiría inmediatamente un año después su continuación, “Pan, Amor y Celos” (Pane, Amore e Gelosia, 1954). Pero el toque lo da enérgicamente Gina Lollobrigida en su papel de la nerviosa e inquieta María “la leñadora” que en su momento despertó pasiones a más de uno en la butaca.

La condesa descalza. Milagro en los Abruzos. Las mejores intenciones. Amanece que no es poco. El bosque animado. Calabuch. Platero y tú. Las Hurdes. Los carabineros. Las bicicletas son para el verano.
Arcadia feliz o paraíso en la tierra de los pobres de solemnidad, dichosos y dignos en su mucha miseria, serán los primeros en el cielo.
Cuando no había distanciamiento social ni enmascarillado general, vivían apretujados y a la pata la llana, tan terriblemente contaminados los unos de los otros, cuando las mujeres estaban empoderadas de verdad, los hombres no tenían tanto miedo, los curas iban con sotana para no disimular, la policía hacía el bien, la gente, a pesar de todo, era jodida, tristemente feliz, los milagros se sucedían, el amor era el pan nuestro de cada día, el dinero casi no importaba, el deseo estallaba repleto, había un coro malo que comentaba cada jugada y los hijos no paraban de venir al mundo. Érase una vez.
Tierna comedia costumbrista o cuento amoral aunque parezca lo contrario, ya que al final se impone la regla de aquella manera, sobre todo carnalmente, como promesa, en espíritu, no tanto en letra.
Que se muera, que se muera el único personaje verdaderamente malo, de todo tiene que haber en la viña del señor, ladrón y usurero, eternamente resucitado.
Que viva, que viva Caramella, la mejor sirvienta, shakespeareana a toda hora, intriganta, creadora, imperial y cachonda, la más hermosa de todas.
Sexo, religión y orden en feliz comunión. Los amores reñidos son los más queridos.
También hay vodevil, juego de equívocos, pasión, dos mujeres enfrentadas por un mismo hombre y un gran secreto que se desvela en el último momento, finalmente.
Humor, inteligencia y verdad, aunque toda sea una gigantesca mentira.
Gina Lollobrigida no puede estar mejor ni más guapa y Vittorio De Sica es un ser superior, de los que ya no quedan.
Realismo fantástico italiano que le da mil vueltas a todo el cine norteamericano.