Media votos
4,2
Votos
2.753
Críticas
2.751
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Ferdydurke:
9
4,8
199
Western
Bill Kiowa pasa cinco años en la cárcel, condenado injustamente víctima de la traición de un amigo. Al salir de la cárcel, y después de descubrir que su "amigo" es ahora el jefe de una temible banda de ladrones y forajidos, decide contratar a cuatro pistoleros, para juntos acabar con la banda y poder enfrentarse a Sebo y cumplir su venganza. (FILMAFFINITY)
19 de abril de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rencor. Los cinco magníficos.
Magnífica, y sin ironía (ninguna), justas las bromas. La primera media hora es perfecta, presentación de personajes llena de gusto, síntesis e inteligencia, el final es una locura, derrama hermosura por los cuatro costados, obra maestra, y por el camino algo aburre no lo neguemos, pero cuánta ambición (artística) humana bien entendida y gracia (terrenal y divina) desprende o le contempla, qué recreación de atmósferas y géneros, qué paseo por Oriente y Occidente, del animismo al cinismo, del amor y la guerra, del caño al coro, del cómic al mito, de Dersu Uzala a Samurai a John Sturges y Leone, de Bergman al zen, sueño, rito, frito, fiesta, orgía, hurra, y bravo.
Un estudio sobre dos tipos de hombres, el de acción, el nipón, quién lo iba a decir, o no, y el nativo que es pasivo, deseo, como siempre en estos casos pintiparados, es costumbre o tradición, homoerótico (poco) reprimido y (algo, no nos pasemos tampoco) sublimado, de la rumia y la casa, y una mujer, India, la india, como el tercer palo del sombrero. Dos hombres y un destino.
Y duelos, persecuciones, buenos diálogos, gran banda sonora llena de efectos sorprendentes pertinentes, y grandes interpretaciones, bueno, una sola, la del maloso, inmenso, se caga en todos, homérica, llena de matices, del pavor al terror al humor al placer al dolor a la compasión a la compresión a la muerte y la vida, todo le cabe, nada humano le es ajeno, ningún sentimiento le resulta extraño, lo hace suyo, toda la gama o rango, infinito, enorme, gigantesco, adorable, querido, reclinatorio, hinojos. Masacre: Ven y mira. Panteísmo bélico por encima de cualquier cosa o mundo por conocer y concocido.
Lo tiene todo, el cuerno de la abundancia, es completamente excesiva partiendo de una conceptualidad espiritualidad ascética estoica miniaturista bonsai, el silencio de un hombre. Y rima, en círculo, la cuadratura, cierra, el final y el principio casan y pegan, espejean, se reflejan, se miran, deleitan, arroban, follan, hermafroditan.
Magnífica, y sin ironía (ninguna), justas las bromas. La primera media hora es perfecta, presentación de personajes llena de gusto, síntesis e inteligencia, el final es una locura, derrama hermosura por los cuatro costados, obra maestra, y por el camino algo aburre no lo neguemos, pero cuánta ambición (artística) humana bien entendida y gracia (terrenal y divina) desprende o le contempla, qué recreación de atmósferas y géneros, qué paseo por Oriente y Occidente, del animismo al cinismo, del amor y la guerra, del caño al coro, del cómic al mito, de Dersu Uzala a Samurai a John Sturges y Leone, de Bergman al zen, sueño, rito, frito, fiesta, orgía, hurra, y bravo.
Un estudio sobre dos tipos de hombres, el de acción, el nipón, quién lo iba a decir, o no, y el nativo que es pasivo, deseo, como siempre en estos casos pintiparados, es costumbre o tradición, homoerótico (poco) reprimido y (algo, no nos pasemos tampoco) sublimado, de la rumia y la casa, y una mujer, India, la india, como el tercer palo del sombrero. Dos hombres y un destino.
Y duelos, persecuciones, buenos diálogos, gran banda sonora llena de efectos sorprendentes pertinentes, y grandes interpretaciones, bueno, una sola, la del maloso, inmenso, se caga en todos, homérica, llena de matices, del pavor al terror al humor al placer al dolor a la compasión a la compresión a la muerte y la vida, todo le cabe, nada humano le es ajeno, ningún sentimiento le resulta extraño, lo hace suyo, toda la gama o rango, infinito, enorme, gigantesco, adorable, querido, reclinatorio, hinojos. Masacre: Ven y mira. Panteísmo bélico por encima de cualquier cosa o mundo por conocer y concocido.
Lo tiene todo, el cuerno de la abundancia, es completamente excesiva partiendo de una conceptualidad espiritualidad ascética estoica miniaturista bonsai, el silencio de un hombre. Y rima, en círculo, la cuadratura, cierra, el final y el principio casan y pegan, espejean, se reflejan, se miran, deleitan, arroban, follan, hermafroditan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El sur, lo que nos faltaba. Claro, es el comienzo/final de una gran amistad.
Con una utilización/canto a la Naturaleza, la noche, americana, y el día, italiano, para adensar la metáfora, la historia, la mitología, la épica, la leyenda, la hijaputa india, el entrenamiento, cinco años con todas sus horas del día que al final se ve, no era cuento ni paparrucha, era cierto, y el otro lo sabe, hasta luego, sí se puede.
Película solo apta para gente despierta y/o espabilada, dispuesta, con las antenas, los chacras y los poros bien abiertos, sibaritas, eruditos, exquisitos, paladares finos, no palafreneros. Abstenerse el resto, es decir, todos.
Ah, y qué primeros planos, especialmente me quedo con uno del protagonista junto a un árbol, nocturno, en el que destacan sus ojos claros entre tanta negrura y acabose, contrastado, juego, bello.
El sheriff es o será el ladrón, de servicio vocación, eco, Barrabás es Jesucristo y a tomar por culo, a ver quién lo iguala o tiene narices, eso es arte, y cojones, palante, palote.
Con una utilización/canto a la Naturaleza, la noche, americana, y el día, italiano, para adensar la metáfora, la historia, la mitología, la épica, la leyenda, la hijaputa india, el entrenamiento, cinco años con todas sus horas del día que al final se ve, no era cuento ni paparrucha, era cierto, y el otro lo sabe, hasta luego, sí se puede.
Película solo apta para gente despierta y/o espabilada, dispuesta, con las antenas, los chacras y los poros bien abiertos, sibaritas, eruditos, exquisitos, paladares finos, no palafreneros. Abstenerse el resto, es decir, todos.
Ah, y qué primeros planos, especialmente me quedo con uno del protagonista junto a un árbol, nocturno, en el que destacan sus ojos claros entre tanta negrura y acabose, contrastado, juego, bello.
El sheriff es o será el ladrón, de servicio vocación, eco, Barrabás es Jesucristo y a tomar por culo, a ver quién lo iguala o tiene narices, eso es arte, y cojones, palante, palote.