Delirio lisérgico del copón bendito. Lo bueno que tiene es que va a muerte montada en el ridículo más supino desde el mismo principio, no es traidora la cabrona, avisa, no te la juega, va de cara.
Es relativamente disfrutable si aparcas el cerebro, es decir, si cortas de cuajo de raíz de un limpio tajo con tu espada de las cruzadas te cercenas la puta cabeza, eraserhead, y ves la película con el resto del cuerpo presente, sin inmutarte una mijita siquiera, viéndolas venir, ni esperanza ni miedo, a tu vera.
Depredador, Terminator, Superman, Starman, El extranjero, Norwegian Wood, los vikingos con Erik al frente, el carnaval de Río de Janeiro o mejor todavía de Siberia y la intemerata naviera a toda vela.
Ella está bien y el bicho como árbol de navidad también. Lo malo o más peor es que a eso de la mitad se acaba* y luego como que vuelve a empezar de nuevo y se tiran otro buen rato haciendo el indio hasta llegar al final sin ninguna necesidad la verdad, muerte sobre muerte, tanta tumba.
Cachondeo oligofrénico de padre y muy señor mío en el disparadero o desfiladero. Para más cojones, dale con el libre albedrío de mierda, ateo.