Los demonios existen, pero no llevan máscara. Si el infierno tiene antesala es el escenario de "Onibaba".

Carreras contra el viento y angustias de peligros no percibidos.

El terror en esta cinta viene camuflado por máscaras y creencias. Es la necesidad de vivir, la naturaleza ambiental, la angustia del aislamiento, la incertidumbre, la muerte, la guerra, el hambre...

La deshumanización en este purgatorio de puertas abiertas es aterradora cuando se tutea con la muerte de la manera más deshonrosa posible. El corazón se detiene y los pulmones se vacían hasta que la cámara de Kaneto Shindô decide filmar más allá de la espesura.