Profeta en su tierra, este tercer largometraje de Masset-Depasse a acaparado 9 de los premios Magritte (los Oscar belgas). Ellos sabrán por qué. Comparte una de sus protagonistas femeninas, Veerle Baetens, estupenda en aquella delicia, que fue "Alabama Monroe" (Felix van Groeningen / 2012) pero desafortunadamente nada más. Olivier M-D su director se ha tomado un receso en su cine de corte social para "juguetear" con el thriller de suspense. Dicen los mandamientos que no se puede nombrar el nombre de Dios en vano, pecado que comete parte de la crítica y de forma más humilde, faltaría más, el propio director cuando evocan y convocan a Hitchcock, Lynch o Sirk al hablar de esta película, que parafraseando a Star Wars habita en un galaxia muy, muy, muy lejana de los maestros citados por mucho que se haya empeñado Olivier en una puesta en escena donde se luce el equipo de producción artística.

En una muy libre adaptación de la novela "Detrás del odio" de su compatriota y amiga Barbara Abel que no sabemos si habrá dejado de serlo después de ver el anodino resultado de una propuesta en principio muy sugerente que el director y también co-guionista no acierta a sacarle el jugo que merecía.  La cosa deriva en un quiero y no puedo donde los esfuerzos contenidos de Anne Coesens actriz habitual del director no consiguen levantar un artificio previsible, carente de un mínimo suspense y una realización más pendiente de la estética que del fondo de una cuestión tan compleja como la pérdida de un hijo, mezcladas y agitadas con los celos y la envidia social. Se agradecen los instantes que dedica el director en su faceta como crítico social al papel de la mujer en esos años 60 a los que ha trasladado la acción con un machismo fuertemente enraizado en la estructura familiar. Poco más.

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