En mi supina ignorancia descubrí muy tarde a esta genial cineasta del siglo XX y artista del XXI como ella misma se define. Fue en su faceta como documentalista apenas hace tres años en esa pequeña joya titulada "Caras y lugares". Y ahora asisto con respeto y admiración a esta clase magistral de cine y de vida, testamento artístico y compendio existencial de una "estrella al margen"  "que ha trabajado para el cine sin una conexión especial con el éxito o el dinero". Con dos partes netamente diferenciadas, en la primera toma protagonismo su cine de ficción a partir de mediados de los 50 dentro de la "Nouvelle vague" para concluir en la segunda con sus documentales e instalaciones que ella considera como un reciclado de su etapa como cineasta. A sus 90 años poco o nada deja traslucir de su vida privada y se centra en explicar su estilo o lo que prefiere denominar "escritura de cine".  Desbordante de vida, imaginación, pegada a la tierra  y lo cotidiano Agnés posa su mirada sobre Varda consciente de que pronto las mareas altas de sus queridas playas borrarán sus huellas efímeras en la arena a la espera de que resuciten inmortales cuando vuelvan a bajar gracias a la fuerza del celuloide. 

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