He disfrutado cada una de sus tres temporadas con esta serie de la mano de David Shore y Brian Cranston. Me he dejado timar con gozo por sus giros de guion constantes superconcentrados en cada una de las temporadas y si bien se despidió con la sensación de que la cosa podía dar más de sí, casi que prefiero recordarla con cariño, por aquello de que lo bueno si breve...

Y todo ello a pesar de que a su protagonista, el siempre eficaz Giovanni Ribisi, le falta, a mi juicio, algo de carisma en su personaje. Claro que detrás tiene todo un elenco de fijos e invitados a la fiesta empezando por la infalible Margo Martindale que derrochan empatia y cierran todas las fisuras que los guiones de timos y estafas continuos en que se apoya la serie suelen prodigar
.
Todos ellos conforman una familia atípica en la que cada uno esconden sus propios secretos, carencias afectivas y errores pasados haciéndose trampas a si mismos. Al final lo importante no es ganar el juego sino tener alguien con quien jugar de compañeros. Como en el mus.

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