El gran Ernest Borgnine pudo vengarse de su idolatrado Spencer Tracy por la mítica paliza que propina a su personaje el de Tracy, arrebatándole el Oscar por el que Tracy fue nominado y que acabó en la vitrina de Borgnine gracias a su "Marty" ´(Delbert Mann / 1955). Tracy hubiera igualado en número de Oscars los tres que en ese año ya tenía otro grande de la interpretación: Walter Brennan. Y es que esta cinta esta llena de oscarizados, antes o después de ella. Junto con los citados anteriormente hay que añadir a Dean Jagger y Lee Marvin. Añadamos al que no llegó a alcanzarlo pero se lo mereció como Robert Ryan y junto con el resto de secundarios (estupendo Russell Collins como el telegrafista) y la siempre sugerente Anne Francis (inolvidable en "Planeta prohibido" Fred M. Wilcox / 1956)  se completa un reparto de lujo, concentrado y escueto que está de idem. Parece ser que Brennan y Tracy no se llevaban muy bien dado sus diferencias políticas (conservador el primero y liberal el segundo) y Brennan presumía de tener un Oscar más que Tracy que por contra tenía una candidatura más que Brennan y llegó a tener otras cuatro más, amén de ganar con el personaje el premio en Cannes.

Sturges, uno de esos directores con etiqueta de grandes artesanos que en definitiva no son otra cosa que grandes directores, demostró que en menos de una hora y veinte minutos y con una o dos tomas por escena podía manejar a esa cuadrilla explosiva de personajes y mantener el interés y la tensión hasta el final, haciendo un uso inteligente del Cinemascope, imprimiendo un ritmo pausado que va in crescendo y dejándonos un puñado de escenas y de interpretaciones para el recuerdo. Basada en el relato de Howard Breslin: "Bad day in Honda" . Tracy era, con cincuenta y cinco años y avejentado por el alcohol, mayor para encarnar a un recién licenciado de la guerra, con ese traje negro imposible que compró personalmente, pero con su interpretación consigue que nos olvidemos de ello desde el primer segundo.  Le costó aceptar el papel y posteriormente quiso abandonar pero dicen que motivado por la demanda que le hubiera puesto la MGM  o según otros que le picaron con la falsa noticia de que Alan Ladd estaba dispuesto a sustituirle acabó afortunadamente por regalarnos una de sus grandes interpretaciones. La atmósfera consigue ser opresiva en la linea de cintas que habían triunfado en pleno McCarthysmo como "Solo ante el peligro" (1952) o Filón de Plata" (1954), siendo un acierto la localización de Lone Pine que nos remite a infinidad de western como la luz que utiliza el director de fotografía William C. Mellor en interiores, unos espacios que anteceden a los de Howks en "Rio Bravo" y "El Dorado" en la década siguiente. Cuatro casas y ausencia de población, otro gran acierto, sacando máximo partido a los objetos (los surtidores de gasolina, la vías del tren...) y los encuadres.

Cuando Sturges ya había completado la cinta hubo que añadirle ese esplendido comienzo con el tren surcando la llanura, dando pie a que Herman Hoffman se luciera dirigiendo las tomas aéreas, consiguiendo un arranque espectacular, con un potente simbolismo. Las locomotoras eléctricas sustituían a las de vapor, USA, había ganado la guerra y comenzaba un despegue tan arrollador como el tren, el viejo oeste sin ley dejaba paso al progreso y las heridas con Japón tenían que cicatrizar. El gobierno japonés premió a Sturges por la cinta.
Una cinta que se encuadraba en los último tiempos del poder de los grandes estudios ante el avance imparable y amenazante de la televisión. El cine entonces y ahora resistió y resistirá.

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