El cine de este barcelonés de 50 años, se ha cimentado en un reflejo del cine comercial de géneros USA, llevado a nuestro terreno patrio, apostando por jóvenes actores y casi siempre con un aroma a serie televisa de las de antes del boom de calidad de los tiempos que corren. Su cine se consume con rapidez, la misma con la que se olvida. Industria de entretenimiento digna con mayores o peores aciertos.

El material original de la primera y notable novela del madrileño Paul Pen daba para mucho más. Es sin embargo dicho material suficiente para que el espectador aguante hasta el desenlace final picado por la curiosidad del asunto, a pesar de que Calparsoro nos ponga a prueba con un ritmo tan irregular como el casting de actores y una puesta en escena que por momentos bordea el trabajo de final de curso de alguna escuela de cine. Un quiero y no puedo donde Arévalo tira de su habitual cara de poker con la que compone todos sus personajes, mientras que Aura Garrido se esfuerza voluntariosa lidiando con esos actores infantiles que tan lejos están de sus homónimos del otro lado del atlántico. La cosa se va diluyendo entre unas cosa y otras, dejándose ver tirando de clichés y al final uno imagina como hubiera sido todo en otras manos y con otros presupuestos. 

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