El cine mexicano de las últimas décadas sigue percutiendo infatigable sea cual sea su presupuesto, en las cuestiones más que candentes de su tierra; la desmedida violencia, las desigualdades sociales, la corrrupción, el racismo con los indigenas..., problemas en mayor o menor medida extrapolables al resto del mundo. Y lo hace con éxito sobre todo internacional, dado que los propios mexicanos ante tanta podedumbre prefieren acudir al cine como evasión de su realidad y no a encontrarse en las pantallas los mismos problemas que han dejado fuera de las salas. Películas como la que nos ocupa apenas son distribuidas en su propio país.

El alicantino nacionalizado mexicano Xavi Sala (1971) debuta en el largo tras un notable curriculum como cortometrajista con una mirada al clasismo, al racismo y a la discriminación y explotación de los indígneas a traves de la toma de conciencia de una adolescente que se ve obligada a dejar su pueblo natal acompañando a su madre para poder subsitir ejerciendo la servidumbre en una casa acomodada de la ciudad. No hay que marcharse de nuestro país y solo unas pocas décadas atrás para encontrarnos la misma situación. Aquí hay más verdad en su simplicidad formal que en la multipremiada "Parásitos" y ofrece otro punto de vista al de la "Roma" de Cuarón en tanto en cuanto esta última se construye mediante los recuerdos del director como hijo de los "señores" de la casa.

La rebeldía manifiesta de la adolescente ante la injusticia social viene a enfrentarse con la propia relación de esta con su madre cuya "felicidad" acabará por perpetuar el sistema e hipotecará la suya propia. Cada vez más los directores cuentan con actores y actrices indígenas sin experiencia que dan excelentes resultados y aportan su lengua a la hora de transmitir credibilidad a unos roles no muy alejados de su propia experiencia. "La Camarista" (Lila Avilés / 2018) y "La novia del desierto" (Cecilia Atán / Valeria Pivato / 2017) son el complemento perfecto a esta excelente propuesta de Sala. 

cineziete.wordpress.com