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España España · MADRID
Voto de ELZIETE:
6
Comedia. Drama. Romance El juez William "Billy" Priest vive en una patriótica y muy confederada región sureña. Allí, viudo y muy dedicado a su trabajo, Priest se enfrentará al caso más difícil de su carrera. Mientras, también tendrá que ejercer de casamentero con su tímido sobrino. (FILMAFFINITY)
26 de abril de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la amplísima filmografía de John Ford, con un buen puñado de obras maestras, es cuando menos atrevido considerar esta que nos ocupa como una de las mejores por mucho que a Ford le gustara. Más si tenemos en cuenta que buena parte de su carrera Ford la hizo como asalariado de estudio y filmaba lo que le ordenaban o como él mismo reconoce, aquello que le permitía pagar sus facturas. En el año 34 la Fox ya le había rescindido su contrato en exclusividad por sus problemas con el alcohol y vendía su maestría al mejor postor.
Will Rogers, famoso vaquero habilidoso con el lazo y la palabra se hizo tremendamente popular en los USA, llegando a ser el actor mejor pagado en su momento. Su carácter local hizo que su fama no cruzara el charco, incluso en España ni se estrenaban sus películas.
Ford inició con él una buena relación personal y artística que cuajó en una trilogía del 33 al 35: "Doctor Bull", "El juez Priest" y "Barco a la deriva". El fallecimiento de Rogers en accidente de aviación en el 35 truncó la excelente colaboración de ambos.
"Doctor Priest" se basa en las historias costumbrista narradas en 1915 por el prolífico escritor sureño Irvin S. Cobb: "Old Judge Priest". Un sur que se lame con orgullo las heridas de su derrota ante La Unión al tiempo que sigue linchando negros (a Ford le censuraron la escena del intento de linchamiento) y organizando fiestas de sociedad donde corre el ponche y las rivalidades entre los distintos apellidos de "buenas familias".
El Juez, ha combatido, es un sabio popular cargado de experiencia que sabe que el espíritu de la ley no necesita de libros de leyes ni togas, ni formulismos y que el amor perdido, es el único bálsamo efectivo para el alma. Rogers tiene el don de la campechania, incluso Ford no le obliga a memorizar sus diálogos sabiendo que siempre encuentra de forma natural aquello que debe transmitir.
Es en este espíritu costumbrista trufado de humor de Cobb de la primera parte donde la cinta se hace fuerte y enraízan los personajes. El suceso que acapara el segundo tramo se hace menos llevadero hoy día, el humor es menos sutil y el desenlace más que previsible.
Fue un buen año para Anita Louise que rodó 8 películas, el joven Tom Brown acabaría haciendo carrera militar y llegando Teniente Coronel (Ford fue Contraalmirante) y David Landau sufrió un derrame cerebral falleciendo al año siguiente.
Ford homenajea a su admirado Griffit en esos flahbacks que narra el reverendo, un Henry B. Waltall que 19 años atrás había protagonizado "El nacimiento de una nación".
Todo ello entre las canciones improvisadas de la inigualable Hattie McDaniel, la eterna "Mammy" de "Lo que el viento se llevó".
Años más tarde, en el 53, Ford volvería al universo Cobb con "El sol siempre brilla en Kentucky".
ELZIETE
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