Es innegable que "Atlantique" posee virtudes a las que su directora saca partido de forma irregular en su ópera prima. El premio del jurado de Cannes se me antoja excesivo a tenor de esas virtudes que a mi juicio no pasan del planteamiento. Esa inmensa torre ultramoderna y solitaria que define el brutal abismo social por el cual las gentes africanas en general y las senegalesas en particular se ven abocadas a jugarse la vida en las aguas de ese atlántico fronterizo donde los cantos de sirena de una vida mejor acaban por engullir a una buena parte de aquellos que la necesidad no deja taparles los oídos. La justicia poética que entronca con las creencias ancestrales y mágicas del continente negro pasarán factura solo a una parte de los culpables, dejando aún espacio para el amor. La somera mirada sobre una juventud sobre todo femenina de un cierta clase social encorsetada por la tradición religiosa musulmana también asoma la patita. En definitiva mucha tela que cortar que se le va de las manos a Diop donde el espectador pasa de quedar hechizado (a ello contribuye mucho como quiere la cámara a la primeriza e inexperta Mame Binata Sane) a acabar pidiendo la hora.

Que el relegado cine africano sea impulsado por la sacro santa Cannes es importante y necesario. Que su directora sea mujer, negra y como guinda nacida en París y de madre francesa supongo que ayuda. 

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