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España España · MADRID
Voto de ELZIETE:
6
Bélico. Aventuras Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), un grupo de prisioneros británicos son obligados por los japoneses a construir un puente. Los oficiales, capitaneados por su flemático coronel, se opondrán a toda orden que viole la Convención de Ginebra sobre los derechos y las condiciones de vida de los prisioneros de guerra. (FILMAFFINITY)
6 de abril de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se dice y con razón que en toda contienda el primer caído es la verdad. No hubo un puente, fueron dos. Uno de madera provisional y otro de metal. No fue sobre el río Kwai que transcurría paralelo a la vía férrea sino sobre el Mae Klong que posteriormente y debido al éxito de la cinta asumió también el nombre del Kwai. Los personajes reales en los que se inspiran el comandante japonés Saito y el Teniente Coronel Nicholson están en las antípodas de los interpretados por  Sessue Hayakawa -gran estrella y símbolo sexual en la época del cine mudo de Hollywood- y un Alec Guinnes al que nunca le gustó la concepción, con razón, de su papel por el que a la postre obtuvo su único Oscar aparte del honorífico por su brillante carrera. El oficial japonés real era mucho más condescendiente y el británico no paraba de sabotear la construcción de los puentes. En cualquier caso murieron en los trabajos 16.000 europeos y 100.000 asiáticos que nunca lucieron con tan buen estado de salud como aparecen en la película, sobre todo la estrella Holden que fue el gran beneficiado del éxito de la cinta cobrando 300.000 dólares -el doble que Lean- y un 10% de los beneficios posteriores que fueron ingentes. Los puentes reales duraron dos años hasta que fueron destruidos por bombardeos aéreos norteamericanos en los que participó curiosamente Paul Picerni el que luego sería actor destacado en la serie televisiva de éxito "Los intocables de Elliot Ness" en el 67. El coronel Nicholson se emperra en que los japoneses respeten el tratado de la convención de Ginebra que Japón no habían firmado por esas fechas. Lo hizo en los 50. Y así suma y sigue con el consiguiente cabreo de aquellos que participaron realmente en los hechos. Claro que como decía John Ford: ¿Te gustó la película...?. ¿Qué más quieres?.

Película que se llevó 7 Oscar y que fue un empeño personal de su productor Sam Spiegel nada más leer en un viaje de avión la novela original del francés Pierre Boulle -también autor de "El planeta de los simios" - basada en sus experiencias en la IIGM en Asia y tomando como referente el colaboracionismo con los japoneses de algunos oficiales franceses. Boulle se llevó de rebote el Oscar al mejor guión adaptado sin comerlo ni beberlo y sin saber inglés porque los guionistas originales no podían figurar por estar en la lista negra de McCarthy.  Guionistas que años más tarde fueron reivindicados a pesar de que su trabajo no gustó ni al director ni al productor y fue hecho y rehecho por otros nombres sin que acabara de cuajar. El propio Lean reclamaba para él mismo parte del mérito final.  Así quedó la cosa, un tira y afloja entre la versión de Lean que apostaba por dar mayor cobertura al enfrentamiento entre los dos oficiales japonés y británico y la acción y aventura que era más del agrado del productor Spiegel. Al final ambas partes se resintieron y mucho en un rodaje que duró ocho meses, con muertos en el equipo,- casi el propio director se ahoga-, en condiciones difíciles y la construcción carísima de un puente durante más de 6 meses que destruyeron con tren incluido sin importarles lo más mínimo el impacto ecológico. Ya lo hizo antes Buster Keaton en "El maquinista de la General". Afortunadamente los tiempos de bula cinematográfica y  falta de concienciación animal y ambiental han cambiado con la ayuda inestimable de las nuevas tecnologías.

La participación insustancial femenina en este ambiente hipermasculinizado, aparte de su capacidad como porteadoras nativas en las selvas en ese periplo imposible, raya lo vergonzoso para potenciar su comercialidad con un ramillete de bellas, complacientes y siempre sonrientes asiáticas y una escena metida con calzador para que Holden se luzca como símbolo sexual dando casi más importancia a sus pectorales que a sus dotes reconocidas como gran actor. Actores, guionistas e incluso el director acabaron en la película porque muchos otros la rechazaron con buen ojo artístico y poco comercial.  Coproducción anglo americana Guinnes y Holden representan los dos extremos de esta superproducción donde Lean luce sus virtudes en CinemaScope pero no consigue que la "locura" de Saito y Nicholson paradigmas de sus civilizaciones acaben de perfilarse psicologicamente de forma coherente y no tengan que ceder su turno a las "hazañas bélicas" acabando en un final absurdo y poco digno a tenor de lo que merecían sus personajes. Quizás alguien algún día haga  una película  sobre ellos mientras perduran los silbidos de la marcha del Coronel Bogey, cuya parodia popular "Hitler has only got one ball" (Hitler sólo tiene un huevo") Lean quería que cantaran los soldados al entrar en el campo y Spiegel abortó por considerarlo demasiado vulgar. Cosas que pasan.

cineziete.wordpress.com
ELZIETE
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