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España España · MADRID
Voto de ELZIETE:
9
Western Durante la guerra Civil (1861-1865), Howard Kemp (James Stewart) pierde su granja mientras lucha en el frente. Con el fin de reunir el dinero suficiente para recuperarla, trabaja como cazarrecompensas en el territorio de Colorado. Su primer objetivo será Ben Vandergroat (Robert Ryan), acusado de asesinar a un sherif. Tras acorralarlo en las Montañas Rocosas, se unen a él dos hombres que buscan compartir la jugosa recompensa: Jesse Tate ... [+]
23 de octubre de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La exitosa simbiosis entre James Stewart y Anthony Mann iniciada con “Winchester 73” (1950) duró una fructífera década con 5 western en común más otros tantos de Mann por los que a la postre sería recordado principalmente. El que nos ocupa, el tercero con Stewart culmina la psicología de los personajes que aún le quedaba por pulir en las dos cintas anteriores. Personajes centrales y secundarios moralmente ambiguos siempre marcados por un pasado no desvelado del todo y que marca sus acciones y condiciona su futuro.

Como los anteriores y posteriores westerns de Mann, el paisaje, la tierra, antítesis de los desiertos de Ford toma su protagonismo como causa, motivación y a la postre solución de los conflictos internos en un paralelismo entre ellos y la superación física del entorno. Una cosa suele llevar a la otra. La perdida y la recuperación de su tierra (rancho) por el personaje de Stewart, la búsqueda y frustración del buscador de oro, la inadaptación a ningún lugar del ex-teniente que ha abusado de la hija del Jefe de los Pies Negros, la necesidad de encontrar una tierra de acogida por la joven, o el desapego por cualquier lugar del cínico asesino que borda Robert Ryan. Un maremagnum de sentimientos encontrados que Mann paradojicamente condensa en espacios abiertos plagados de escollos naturales que los protagonistas deben superar para poder liberarse de sus propios traumas.

El perfil de cada uno de ellos y sus propios intereses que generan la tensión y la incertidumbre son el mayor activo de la cinta, merito de la pareja de guionistas Sam Rolfe y Harold Jack Bloom por cuyo trabajo fueron nominados al Oscar. Mann impone su ritmo, la utilización de las panorámicas para desarrollar la acción sin cortar los planos, los detalles en planos cortos que prefiguran lo que vendrá…y consigue una vez más que en tan solo hora y media pasen muchas cosas. No hay tiempos muertos, comienza “in media res” y ya no nos da tregua hasta el final.

Sin miedo a retratar la violencia acaba por apostar por la redención en busca de un futuro mejor, donde el dinero no esté manchado con sangre ajena. No olvida, aunque sea brevemente el conflicto con los nativos en ese grupo de Pies Negros que habiendo pactado con el hombre blanco abandonan sus territorios del norte para hacer justicia con el “casaca azul” que ha mancillado el honor de la hija del jefe y acaban muertos por la mano de aquellos que no les deseaban ningún mal manipulados una vez más por los verdaderos culpables escudados en el supuesto salvajismo de los indígenas. La mirada de Stewart sobre los cadáveres de los indios al final de la batalla es al menos un tímido reconocimiento del conflicto de intereses que acabó prácticamente en genocidio de los nativos originales, adelantándose Mann a westerns posteriores.

El elenco al completo forma un círculo cerrado a presión en el que cada cual cumple a la perfección con su rol. Como anécdota decir que “La espuela desnuda” título original que tiene su correspondencia física y simbólica con aspectos de la película fue cambiado por el de “Colorado Jim” que debió de parecer más comercial y sugerente, haciendo que el doblaje le cambiase también el nombre al personaje de Stewart llamado en realidad con el más prosaico nombre de Howard Kemp. Supongo que el estar rodada en la Montañas Rocosas de Colorado sirvió de inspiración para el cambio.

cineziete.wordpress.com
ELZIETE
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