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España España · MADRID
Voto de ELZIETE:
9
Western Estado de Wyoming, a finales del siglo XIX. Shane, un hastiado pistolero, llega a la granja de los Starretts, un matrimonio con un hijo que, al igual que los demás campesinos del valle, se encuentra en graves dificultades, pues el poderoso ganadero Rufus Ryker pretende apoderarse de sus tierras. Cuando Ryker se entera de que Shane es un hábil pistolero, le propone que trabaje para él. Ante su negativa, contrata a Jack Wilson, un ... [+]
14 de enero de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ecléctico donde los halla, el californiano George Stevens (1904-75) fue un auténtico todo terreno en la industria cinematográfica, desde sus inicios en cortos de Laurel y Hardy, hasta llegarnos a contar la vida de Jesús de Nazaret, pasando por los musicales de Fred y Ginger y como no Western. Un par de ellos en sus 22 películas. Annie Oklay (1935) y casi veinte años después este "Shane" que se convirtió en un clásico desde el mismo día de su estreno.
Andaban por aquel entonces, mediados de los 50, los grandes estudios apostando por imágenes grandiosas en grandes pantallas para intentar contrarrestar el tsunami de la incipiente televisión que llegaba imparable a todos los hogares. El Cinemascope, Panavisión (que acabó por ser la más rentable) y Vistavisión (sistema de la Paramount en que se rodó "Shane") entre otros, competían entre ellos para dar espectacularidad en las salas. "El Grand Teton"  (la gran teta) de las Montañas Rocosas de Wyoming como ominoso y bello telón de fondo eran un escenario perfecto para ello y la fotografía "pictórica" de Loyal Griggs se hizo con el Oscar.

Fue la última película que Stevens rodó con la Paramount, en principio planteada como un serie B, que si bien al final consiguió presupuesto acabó tirando de actores en plantilla para rellenar el reparto. La gran Jean Arthur, en su última aparición en pantalla se vio abocada a un personaje para el que ya no tenía edad. Lo cual no quita que lo resolviera con toda solvencia. Y un Ladd, actor popular que recaudaba en taquilla pero que no acababa de encontrar el proyecto que lo encumbrara. Este sin lugar a dudas lo fue.
Rodado antes que "Solo ante el peligro" de Zinnemann estuvo casi dos años en espera mientras que Stevens se dedicaba a editarlo meticulosamente aumentando el presupuesto inicial. Film arquetípico lleno de arquetipos,  para consagrar arquetipos. Moldes del que tomaron buena nota directores posteriores en infinidad de Westerns y todo tipo de géneros.

A la "novela del Oeste" ("Shane" / 1949)  original de Jack Schaefer originario de Cleveland, Ohio y que nunca pisó el  Oeste se la consideraba "de calidad" y Howard Hawks que algo sabía de Western le recomendó a Stevens a un novelista que nunca había escrito un guión, A.B. Guthrie Jr. para que adaptara la novela. Acertó.
Guthrie había ganado el pulitzer en el 50  con su novela "The way West", había pasado su infancia en las rocosas y el propio Hawks le acababa de llevar a la pantalla otra de sus novelas sobre pioneros : "Bajo cielos inmensos" ("The Big Sky / "Rio de sangre" / 1952). El guión de Guthrie a la postre fue nominado aunque la estatuilla al final fue para Daniel Taradash por "De aquí a la eternidad".
Amén de los citados arquetipos por los que se la reconoce, a saber: el pistolero malo malísimo, el bueno buenísimo, que ayuda a los necesitados, de impenetrable pasado, el ganadero, el granjero, el niño, la familia, el sudista...., hasta el perro", "Raíces profundas" como se tituló en España es a pesar de su aparente sencillez y previsibilidad una "cebolla" de múltiples capas, de variadas lecturas que además como buena cebolla hace llorar, o al menos emocionarnos con ese final también inevitablemente arquetípico.

Aparece Shane con ese inolvidable y en cierto modo desconcertante atuendo de aires indios con ante y flecos y un cinturón para el revólver en el mismo estilo no sabemos si para diferenciar al prota del resto aún más y que Ladd este arrebatador a pesar de su escasa estatura o ya que la cosa parece ser fue decisión del guionista diferenciarlo o distanciarlo del personaje de Wilson el personaje mítico de Palance ya que en el original de la novela vestía igual porque en el fondo son dos caras de la misma moneda y el propio Shane en un momento dado se autodenomina asesino.
El amor como casi siempre remueve conciencias y Shane queda prendado de La Arthur, con un deseo que intuimos va más allá de lo físico. Por extensión también de su hijo y de su familia, algo que el nunca tuvo o sí y que en cualquier caso anhela. Eso es lo bueno de los personajes de insondable pasado. Stevens consigue con apenas mínimos gestos y actitudes corporales que la tensión del triángulo amoroso sea una de las bazas que sustratan todo el metraje y que acabaran dando más valor a la decisión final de Shane.
Pero Shane también tiene un discurso sobre la amistad, la camaradería, la familia, los hijos, la educación, la dualidad de las armas..., sería demasiado extenso detenernos en cada uno de ellos. Aún es capaz la película para dejar un hueco para las palabras, para que cada cual de sus razones e intente justificar sus actos. Los conflictos de ganaderos y granjeros fueron reales y Steven les deja margen para exponerlos. Al final en una visión pesimista del ser humano es la violencia la que debe solventar el asunto. El personaje de Shane representa así la dualidad del ser humano capaz de lo mejor y lo peor.
Stevens demuestra su solvencia tanto en exteriores, siempre con esas montañas abruptas y amenazadoras que contrastan con los aparentemente tranquilos valles a los que enmarcan, como en interiores, con ese duelo final (es inevitable decirlo) arquetipo. Al final Shane cabalga hacia el horizonte montañoso mientras le piden que vuelva. Hasta la fecha y en la historia del cine ha vuelto miles de veces. "So long".

cineziete.wordpress.com
ELZIETE
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