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España España · MADRID
Voto de ELZIETE:
10
Cine negro. Intriga. Thriller En la ciudad de Los Angeles un agente de una compañía de seguros (Fred MacMurray) y una cliente (Bárbara Stanwyck) traman asesinar al marido de esta última para así cobrar un cuantioso y falso seguro de accidentes. Todo se complica cuando entra en acción Barton Keyes (Edward G. Robinson), investigador de la empresa de seguros. (FILMAFFINITY)
29 de abril de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Billy Wilder que estas en los cielos, te damos gracias señor. Y una vez cumplidas nuestras obligaciones...
Cuarto trabajo de este "pequeño" polaco austrohungaro nacionalizado estadounidense. "Doble indemnización" era una novela del también estadounidense James M. Cain publicada en el 35 en ocho entregas en el diario Liberty. Obra inmediatamente posterior a "El cartero siempre llama dos veces" (1934). Obras ambas de la llamada novela negra, de ambiente sórdido y criminal que hundía sus raíces en el primer cuarto del siglo XX y que se publicaron en revistas como Black Mask que contribuyeron a darles nombre. Tuvieron gran aceptación en la década de los 30.
La censura de la Oficina Heys frustró su paso al cine. Era demasiado amoral para la época. Ocho años después se volvió a publicar junto a otros dos relatos en el libro "Three of Kind" y afortunadamente cayó en manos de Willder.
El guionista exitoso que había conseguido tomar las riendas dirigiendo sus propios trabajos se puso manos a la obra con un presupuesto de la Paramount de un millón de dólares. A su media naranja guionista Charles Brackett la cosa le pareció muy vulgar y se desentendió del asunto. El propio autor Cain estaba liado con un proyecto de Ford, así es que Billy de fijó en otro autor que no escribía mal, un tal Raymond Chandler, alcohólico, depresivo y mujeriego para más señas que malvivía de publicar sus relatos en revistas "pulp". Le vino dios (Wilder) a ver, abriéndole una puerta que desconocía, la de los guiones cinematográficos y los sueldos sustanciosos y conviertiendose a la postre en uno de los gurús del género negro. Genero que ni Wilder ni nadie por la época sabía que estaban haciendo, hasta que décadas después lo etiquetaron los franceses. Del encontronazo y la mala relación entre Wilder y Chandler surgió el impecable y excelso guión de "Perdición".
En ella todo encaja, incluso esa puerta que se abre en sentido contrario, incluso la apuesta por un Fred McMurray (George Raft rechazó el papel) actor de comedias que como la Stanwyck temían por su reputación al encarnar a dos criminales cegados por la pasión. Y por supuesto un inmenso Edward G. Robinson que es capaz cada vez que aparece de que nos olvidemos un poco de todos los demás.
Wilder hace confluir todas las influencias anteriores del género herederas en buena medida del expresionismo alemán que conocía muy bien y crea el molde perfecto a seguir e imitar quien pueda, rodando con un pragmatismo y eficacia brutal al servicio como siempre de la historia, en un blanco y negro como no podía ser de otra manera excelentemente fotografiado por John F. Seitz. La estridente música de Miklos Rózsa subraya la tensión y el dramatismo.
El genio de Wilder arriesga, nos cuenta el final desde el principio, nos regala la ambigüedad de unos personajes de los que se guardan para ellos sus sentimientos, nos atrapa con el desarrollo del crimen, nos cuenta una, también doble, historia de amor fatal entre un hombre y una mujer y dos hombres. Y para rizar el rizo es capaz de cortarse a si mismo un final que ya tenía rodado para que la historia no se cierre de forma convencional, adelantándose en años al cine que vendría después.
En un momento determinado a Fred McMurray se le ve su anillo de casado, cuando su personaje es soltero. Ya lo dijo el propio Wilder como colofón en "Con faldas y a lo loco": "Nadie es perfecto".
ELZIETE
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