Vuelve Cantet a centrarse en la juventud francesa actual y sus problemas una década después de "La clase". Ahora es otra clase, la de un taller de creación literaria colectiva donde los jóvenes multiculturales expresan "libremente" sus posiciones ante la crisis y sus derivadas sociales, incluida la violencia. Sería bueno saber qué opinan sobre "los chalecos amarillos actuales". No profundiza Cantet demasiado en sus opiniones y deriva hacia la ficción, donde un estupendo e inquietante Matthieu Lucci, joven actor amateur de 19 años, nos mantiene en vilo bailando en el alambre de sus desidia existencial sin que sepamos si conseguirá mantenerse o no en equilibrio.

El futuro de los jóvenes ha dejado de ser por definición mejor que el pasado de sus padres. La enésima crisis cíclica los ha golpeado tanto como a los mayores de 50 y son presa fácil para la radicalización. Antoine solo quiere sentirse vivo de la forma que sea. Su encuentro con la profesora Olive, creará una tensión hormonal y personal de recovecos inciertos, de complejos laberintos que disparan su imaginación al calor de la ficción de la novela que intentan crear.

La propuesta no deja de ser interesante, pero Cantet la ralentiza, no acaba de centrarla ni de aprovechar todas sus posibilidades, ofreciendo un desenlace endeble, con una puerta de salida que se antoja oportuna y falsa. Solo Lucci consigue atraer a la cámara y mantener el interrogante enmarcado en los azules de agua y cielo del sur de Francia.