Todo lo que sube baja, es ley de vida. Y al mismo tiempo toda regla tiene su excepción y algunos directores nos han dejado excelentes obras a una avanzada edad. No es el caso del maestro del suspense cuya época dorada tuvo lugar desde principios de los 50 hasta principios de los 60. Una década prodigiosa cuyo punto de inflexión a la baja bien pudiera ser esta "Marnie, la ladrona", un melodrama psicológico tanto fuera como dentro de la pantalla con Hitchcock implicado en ambos.

"Marnie", novela de Winston Graham cuyos derechos había comprado el director acudiendo a su habitual truco de hacerlo en el anonimato pero que está vez no le salió bien ya que Graham no picó, iba a ser la siguiente producción después de "Psicosis" y la vuelta de su añorada y adorada Grace Kelly pero cuando esta lo rechazo dado que el pueblo de monaco no veia bien que su princesa interpretara a una ladrona frígida y con traumas psicológicos decidió posponer el asunto y se metió de lleno con "Los pájaros" (afortunadamente).

La crítica de la época no trató bien a "Psicosis", pero la taquilla la respaldó. En este caso ni una ni otra. El cine es indudablemente un trabajo de equipo y por muy genio que fuera Hitchcock cuando su director de fotografía, su montador y su compositor habituales le abandonaron tras "Marnie" la cosa decayó bastante.

La pobre sufridora de Tippi Hedren aguantó carros y carretas con Hitchcock en "Los pájaros" y este la premió con más tortura de la casa en "Marnie", y como la buena mujer dijo ni una más, pues ya se encargó el bueno de Hitch de ponerselo dificil para el futuro. El guionista Jay Presson Allen que sustituyó a Evan Hunter llegó a declarar que Hunter fue fulminantemente despedido cuando se opuso a la escena de la violación de Marnie por su marido, basicamente porque ese hecho era la principal motivación de Hitchcock para rodar la película en su paronoia sexual acosadora sobre la actriz.

Lo que más me llama la atención de "Marnie"es como hemos cambiado con el paso del tiempo y como los realizadores, en este caso Hitchcock tuvieron que abordar visualmente temas como la violación, la prostitución o el abuso de menores en esa sociedad tan idealizada de la norteamerica del 64. Y sin embargo el machismo que representa sin ambagajes el personaje de Connery sigue vigente.

La película funciona a trompicones, Connery sale airoso fuera de su zona de confort de 007 y Tippi Hedren consigue mantener a flote su personaje a pesar de la presión que tiene detrás de las cámara, amén de que le comentara a Hitchcock que no era muy fácil hacerse la frígida frente a un metrosexual como Connery. "Eso se llama actuación" le contestó el maestro. El transfondo freudiano del asunto viene a estar muy simplificado y previsible desde el comienzo. La juguetona escena de suspense en la que Marnie huye descalza es un caramelo marca de la casa, como esos fondos pintados y transparencias descaradas, junto con una iluminación en estudio que probablemente debía dejar ciegos a los actores.

Hedren dijo que fue su mejor película y para otros "Marnie" está a la altura de lo mejor del director. Sobre gustos pintan colores. En este caso el rojo.

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