Los peores presagios se han cumplido en esta producción “made in” Bay (“La Roca”), que pretendía recuperar a las míticas Tortugas Ninja y que sólo ha demostrado la tremenda incapacidad por parte de Jonathan Liebesman (“Ira de Titanes“) y su productor (Michael Bay) para llevar a buen puerto la tarea encomendada.

Empezando por la dirección, carente de identidad propia, pues Liebesman se “transforma” en Michael Bay 2.0 a la hora de marearnos con el movimiento de una cámara que no se detiene ni en los momentos más tranquilos y que nos impide disfrutar de buena parte de las secuencias de acción.

Sufriremos múltiples e innecesarios giros al rededor de todo tipo de personas u objetos, exagerados acercamientos, temblores, ángulos imposibles y demás fanfarronería visual que sólo provocan dolores de cabeza.

¿Y qué decir del guión?, flojo, carente de sustancia y con un desenlace que repite la cansina fórmula vista en otras superproducciones como “Avengers”, “Transformers” o “El amanecer del planeta de los simios”.

Parece mentira que nadie posea la imaginación o frescura suficiente como para que el espectador no tenga que volver a contemplar la típica amenaza de “bomba contrarreloj” colocada sobre el edificio más alto de ciudades como Nueva York (“Avengers“) o Chicago (“Transformers 3“).

Y cerramos la trilogía hablando de las “interpretaciones” a cargo de la inexpresiva Megan “muñeca hinchable” Fox, del cansino, insoportable y estúpido payaso sin gracia que Michael Bay adora colocar en sus producciones (Will Arnett), o de unos William Fichtner y Whoopie Goldberg que hacen lo que pueden para no naufragar entre tanta calamidad.

En el aspecto técnico, aunque me gustaría destacar los efectos especiales, tampoco puedo valorarlos en su justa medida, pues el insoportable movimiento de cámara me ha impedido disfrutar de lo que presumiblemente sea un sensaciomal trabajo de Industrial Light & Magic (ILM).

Como guinda del pastel no me quiero olvidar de la bansa sonora a cargo de Brian Tyler, que es tan repetitiva como todos esos giros y acercamientos de cámara que casi me arrastran hacia el lavabo más cercano.

Y tras estos reproches, ¿hay algo positivo?.

Pues sí, ya que me han gustado los diseños creados para la rata Splinter, “Megatron” Shredder y, sobre todo, el de las cuatro Tortugas Ninja; cada una con su propia y definidad personalidad.

Así que bueno, resumiendo, nos encontramos ante una película que podía haber dado mucho más de sí (teniendo en cuenta que las dos anteriores estaban bien pero eran mejorables), que peca de los principales defectos ya vistos en varias de las producciones de Michael Bay (estúpidos personajes, flojo guión y demás excesos en el uso con las cámaras) y que ni las interesantes Tortugas Ninja pueden salvar del suspenso.

Lo mejor: Las cuatro Tortugas Ninja, el diseño de algunos personajes (Splinter, Shredder) y las peleas donde la cámara permanece quieta.

Lo peor: Todo lo demás.