El Señor de las Moscas de Peter Brook, estrenada en 1963, es un buen ejemplo de que una buena premisa no determina como buena a una película. El concepto es interesante, además de que es el padre del arquetipo narrativo de "X personas acaban en una isla desierta, apartados de la civilización, y tienen que buscarse las castañas para sobrevivir", que otras historias como Perdidos o incluso Digimon Adventure de un subgénero tan curioso como es el "Isekai", usarían como pretexto para iniciar los acontecimientos.

Obviamente, hay que tener en cuenta que es una película de bajo presupuesto (250.000 USD según Google), se nota muchísimo. Pero eso no justifica la calidad de la misma: fallos de sonido, montaje regulero con cortes absurdos, actuaciones que dejan que desear y ritmo torpe que lastra el desarrollo.

Pero el mayor problema no es el apartado técnico, que ojalá fuera solo eso, sino el desarrollo de los personajes. La película se centra en Piggy y Jack, y después en el antagonismo de Ralph. La película no justifica las acciones y pensamientos del antagonista. No explica por qué hace lo que hace y los personajes funcionan en modo automático porque no da tiempo para hacer todo eso en una película de hora y media.

No he leído el libro de William Golding, pero intuyo que esta adaptación deja mucho que desear.