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Voto de Allan Parrish:
6
7,7
51.132
Bélico. Drama
En lo más crudo de la Primera Guerra Mundial, dos jóvenes soldados británicos, Schofield (George MacKay) y Blake (Dean-Charles Chapman) reciben una misión aparentemente imposible. En una carrera contrarreloj, deberán atravesar el territorio enemigo para entregar un mensaje que evitará un mortífero ataque contra cientos de soldados, entre ellos el propio hermano de Blake.
19 de enero de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mayoría no siempre tiene la razón y estoy convencido de que con el paso del tiempo y un poco de perspectiva esta película no estará en el top 5 de mejores films sobre la 1ª Guerra Mundial. La fotografía es magnífica, los efectos de sonido espectaculares, la banda sonora bastante apropiada y el plano secuencia quizás algo sobrevalorado porque aunque sí es una herramienta que sirve para meter al espectador de lleno en la historia no es realmente nada novedoso ni una heroicidad teniendo en cuenta que hace 60 años ya lo utilizó Kubrick en Senderos de Gloria logrando una historia pluscuamperfecta que en 1917 brilla por su ausencia. ¿Por qué? porque pese a tener un envoltorio con todas las papeletas para ser la película TOTAL, el corazón de esta historia está totalmente vacío, los personajes poco o nada trabajados y en muchas ocasiones las situaciones que se plantean resultan tan inverosímiles que al espectador le entra la risa. Está claro que algo tendrá el agua cuando la bendicen y es una película que vale la pena ver, pero no será una obra de culto ni puede compararse con otras grandes películas de su género.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
No sé quién hizo el casting ni por qué decidieron que George MacKay era el candidato perfecto para ser el protagonista. No sé si su expresión facial es impasible al sufrimiento o si al ser un plano secuencia el chiquito consideró que tener la misma cara durante toda la película le permitiría poder hacerla del tirón sin tener que repetir. Le hace cero gracia tener que cruzar territorio enemigo para entregar la carta y pone un poco cara de culo pero acompaña a su amigo, se le cae una trinchera literalmente encima y sale sin un rasguño y con la misma cara (con arenilla en los ojos eso sí), su amigo muere en sus brazos y el tío sigue con la misma cara, le persiguen 20 veces y le disparan otras 100, siempre a unos 10 metros de él, pero ninguna bala le alcanza. Corre como si no hubiese un mañana, con la misma cara, se deja arrastrar por la corriente de un rio esquivando rocas que podrían abrirle la cabeza, desciende cascadas a gran velocidad ¡y sigue teniendo la misma cara! ¿¿Cómo puede ser?? Carmen Lomana es más expresiva que este muchacho. Al salir del río se permite berrear un segundito pero en seguida vuelve a su cara de siempre. En los últimos 10 minutos encuentra al teniente justo a tiempo para frenar el ataque, encuentra también al hermano de su compi del que solo sabemos que era muy buen chico, contaba historias y que a su mamá le encantaba la jardinería. No son personajes entrañables, no hay frases para recordar porque el diálogo es totalmente plano y, en mi opinión, una buena película no lo es únicamente por estar filmada de forma magistral, si no porque cuenta una historia que querrías volver a escuchar una y mil veces. Del protagonista no se sabe nada, por un par de frases intensas que suelta al principio de la peli puedes pensar que ha tenido una vida muy atormentada, por la cajita de latón que de vez en cuando mira crees que tal vez guarde algún secreto. En la última escena de la película abre al fin la cajita y ¡Sorpresa! tiene una mujer y una hija como todo hijo de vecino, como el 90% de los compañeros que luchan con él. Algo tendrá el agua cuando la bendicen, sí, pero 1917 es como un mal libro con la portada bonita.