Haz click aquí para copiar la URL
Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Voto de RandolphCarter:
8
7,8
13.821
Documental La realizadora alemana Cosima Dannoritze dirige esta reveladora historia sobre la "obsolescencia programada", que explica por qué los productos que compramos duran cada vez menos; detalla la programación de la obsolescencia de los objetos para incrementar su consumo reincidente por el ciudadano. ¿Existen bombillas eternas? ¿Cómo se puede usar un chip para 'matar' un producto cuando llegue a un determinado número de usos? Éstas y otras ... [+]
9 de mayo de 2011
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1879, Thomas Alva Edison presentó un avance tecnológico que cambiaría el mundo para siempre: la bombilla eléctrica. Se acabaron las antorchas, las velas y los quinqués, nacía una nueva era para la humanidad. Una de sus grandes prestaciones es que duraba hasta 1.500 horas... Un momento ¿1.500? Si hoy en día duran 1.000. ¿Cómo es posible que con tantos años de investigación no se haya conseguido alargar su vida? Bien, no es que no se haya conseguido, ni mucho menos. En la localidad de Livermore-Pleasanton (California) en 2001, se celebró el centenario de una extraña bombilla situada en un parque de bomberos. Hablamos de 100 años funcionando y sigue contando…

Lo que ocurre es que el modelo establecido a seguir, el gran secreto de nuestra sociedad de consumo no es otro que la obsolescencia programada, es decir, que los productos se diseñan para que después de un determinado tiempo, fallen aposta. Normalmente al acabar el período de garantía. Impresoras con chips que las estropean tras 18.000 fotocopias, neveras que tras 5 años quedan obsoletas… los ejemplos son inabarcables y variados, pero todos tienen la misma base: hacer productos de ínfima vida útil para que compres, tires y vuelvas a comprar en un círculo de perpetuación consumista, basado en tu eterna insatisfacción. En crear en tí el deseo de poseer lo más nuevo y tener siempre la vista puesta, gracias a la publicidad, en el último modelo de coche, de móvil , de PC, de batidora, de... productos calculadamente defectuosos.

Es fácil caer en la crítica fácil, el discurso progre y la demagogia barata, pero no hace falta ser un genio para darse cuenta de que el tan vitoreado “crecimiento sostenible” es un concepto que engloba dos términos contradictorio entre sí; la actual crisis que nos azota a tantos no es sino una dolorosa evidencia. Todo esto y mucho más en un estupendo documental, que nadie debería perderse y cuyos efectos secundarios provocan que uno se replantee seriamente el mundo en que nos ha tocado vivir y las mentalidades, usos y costumbres que deberíamos modificar; empezando por distinguir entre todo lo que nos hacen desear y lo poco que realmente necesitamos. No ya por ecología, bondad o filantropía, sino porque quizás ha llegado la hora de que no nos tomen más por gilipollas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RandolphCarter
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow