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Comprar, tirar, comprar

7,8
13.812
Documental La realizadora alemana Cosima Dannoritze dirige esta reveladora historia sobre la "obsolescencia programada", que explica por qué los productos que compramos duran cada vez menos; detalla la programación de la obsolescencia de los objetos para incrementar su consumo reincidente por el ciudadano. ¿Existen bombillas eternas? ¿Cómo se puede usar un chip para 'matar' un producto cuando llegue a un determinado número de usos? Éstas y otras ... [+]
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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
17 de enero de 2011
89 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Érase una vez el día de hoy. Los ricos son muy ricos, y los pobres, muy pobres. Las máquinas destruyen recursos naturales a ritmo desorbitado, los transforman en productos elaborados-contaminados que se distribuyen beneficiando más a los intermediarios que a los productores, se consumen fugazmente y se desechan contaminando el medio ambiente. Resultado: progreso, crecimiento económico. Pero aún falla algo. Las máquinas producen a mayor ritmo del que necesitamos y no interesa tener excedentes.

En este punto comienza la película, complementando a “The story of stuff (La historia de las cosas)”. ¿Cómo mantener las ventas y la rentabilidad ante un mercado con las necesidades cubiertas? ¡Creando nuevas necesidades! Y aquí, dos vías: publicidad y obsolescencia programada. La primera es muy sutil, el efecto es que el consumidor es libre de comprar los productos a la moda: “Ya nadie lleva esos zapatos. Si quieres encajar, tendrás que comprarte unos nuevos. Y sustituye también tu antiguo móvil y tu tele.” La segunda, quizá más manipuladora, consiste en diseñar las máquinas con fecha de caducidad. “No tienes por qué cambiar de móvil. Ah, ya se te ha roto… ¡Qué sorpresa! Pues no te va a merecer la pena arreglarlo, te va a salir más caro que comprarte este otro de última generación (que, por cierto, se te romperá aún antes).”

Aunque pocos pensemos en ello, es mucho más rentable para el fabricante hacer productos frágiles. Desde los años 20 el diseño de muchísimos productos está orientado a reducir su vida útil, de forma que nadie pueda escapar al ciclo de consumismo, al ciclo de nuestra economía actual. Y esto es lo que muestra este escalofriante documental, respaldando cada afirmación con contundencia. Ya lo dijo Gandhi: “Hay suficiente en el mundo para satisfacer las necesidades de todos, pero nunca habrá suficiente para satisfacer la codicia de algunos.”

Además de lo éticamente correcto o no que sea fabricar un producto de calidad inferior, hay una consecuencia predecible. A mayor consumo, mayores desechos. ¡La basura no desaparece cuando la echamos al contenedor! En el mejor de los casos se entierra, en el peor, emigrará a países de África bajo la etiqueta de “productos de segunda mano”.

El sistema no se mantiene: un progreso infinito no cabe en un planeta finito. Desde la Revolución Industrial nos hemos vuelto esclavos de las máquinas y no al revés; nuestro tiempo, lo único que creíamos que nunca nos podrían quitar, queda hoy atrapado entre el trabajo, el televisor y esos lugares idílicos llamados centros comerciales.
Mengo
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2 de febrero de 2011
55 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
I M P R E S C I N D I B L E

Es te documental debería ponerse en todos los colegios del mundo para intentar abrir los ojos a las generaciones futuras sobre el sistema económico creado a partir del famoso crack de la bolsa de 1929, sistema que nos ha llevado a la situación económica actual (el crecimiento continuado es imposible) que todos sufrimos.

El documental está narrado de forma muy dinámica, con buen ritmo, y saltando de un tema a otro, no te pierdes nunca porque la idea global del documental está ahí. Mezcla magistralmente situaciones concretas como lo son la fabricación de bombillas, medias de nylon o impresoras con conceptos de macroeconomía facilísimos de comprender y que, una vez visto el documental, lograrán que veas las próximas rebajas, ofertas, anuncios de TV, etc con otros ojos.

Repito: un documental I M P R E S C I N D I B L E (y más con los tiempos que corren)
huber
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22 de enero de 2011
44 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesantísimo documental que pone en evidencia las miserias y peligros de una economía de consumo en continuo crecimiento, especialmente cómo se va alimentando artificialmente esa necesidad de consumo desde la llamada “obsolescencia programada”. El ejemplo de la impresora con el que se inicia el documental es muy revelador y uno no puede evitar sentirse indignado cuando descubre finalmente el motivo por el que la impresora ha dejado de funcionar. Muy interesantes (y frustrantes) son también los primeros casos documentados que se conocen sobre “obsolescencia programada”.

Es un documental necesario para empezar a reflexionar seriamente sobre los temas que aborda. Creo que no dejará a nadie indiferente. Eso si, después de verlo te quedas con una sensación bastante pesimista sobre las perspectivas del futuro al que nos conduce esta economía. La imagen del coche cayendo por el precipicio es muy elocuente. Pero ¿cómo paramos ahora este coche en el que al parecer nos encontramos tan bien y que va aumentando de velocidad?. Este documental es un granito de arena pero ahí está.

Muy recomendable. Aparte de ofrecer una información muy interesante y reveladora que nos incumbe a todos, tiene una narración muy amena.
veryvel
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15 de febrero de 2011
39 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta mañana me encontraba en clase y el profesor de economía nos ha despertado la vena más crítica preguntándonos por este documental y apenas tres personas lo habían visto. Tal ha sido su sorpresa que hemos tenido una larga charla sobre este tema. Yo ya había oído hablar algo sobre la obsolescencia programada pero lo justo, por lo que una de las primeras cosas que he hecho al llegar a casa ha sido ver este documental.

Centrándome en la historia decir que es muy crítica con el sistema actual que prima la fabricación de productos de inferior calidad para así obligar a la población a aumentar el consumo. Es curioso (o más bien triste) como el ser humano es capaz hasta de parar su progreso por el simple hecho del crecimiento, para los de la LOGSE enriquecimiento. Entre las distintas partes que nos muestra "Comprar, tirar, comprar" me gustaría recalcar el caso iPod; tristemente, hoy en día el ecologismo o las economías sostenibles son una simple moda y un reclamo de las empresas con lo que se llenan la boca (claro ejemplo el de Apple) para al fin y a la postre arrasar en un mercado donde se observa claramente que la protección del medio ambiente brilla por su ausencia.

"El mundo es suficientemente grande para satisfacer las necesidades de todos, pero siempre sera demasiado pequeño para satisfacer la avaricia de algunos."
benatespina
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19 de enero de 2011
37 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
La lógica del consumismo es una sociedad en crecimiento constante dónde se fabrican cosas que no necesitamos. No se fabrica para satisfacer necesidades, se fabrica para crecer y crecer. Si la gente no compra la economía no va a crecer. En esta lógica: ¿Cabe una bombilla que funcione desde 1901? ¿Normas que obliguen a que las lavadoras y neveras duren almenos 25 años como ocurría en la República Democrática Alemana? ¿Que las mujeres puedan comprar medias de nylon prácticamente irrompibles?

¡NO!

El éxito de una sociedad de consumo posee un ingrediente bien conocido: la publicidad. Pero existe otro menos conocido y no por eso menos importante: la obsolescencia programada.

La obsolescencia programada consiste en que el fabricante crea un producto con un tiempo de vida útil precalculado menor al que podría llegar a tener. Esto permite al fabricante acelerar el proceso de recambio del producto obligando al consumidor a volver a comprarlo, aumentando así las ventas y los beneficios.

De esta manera se utilizan cada vez mas recursos para producir mas productos, pero ¿se puede producir de forma infinita en un mundo finito?
Danilo
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