Las disertaciones sobre si el criminal se hace o nace y las explicaciones psicoanalíticas resultan pretenciosas, patéticas y completamente desnaturalizadas.

La niña habla e interactúa como un adulto en todo momento (fría, calculadora, impasible ante el asesinato, etc.), con charlas racionales sobre la investigación criminal y con un humor satírico impropios de esa edad. Jamás un niño a los 8 años podría comportarse y hablar así.

Que una madre sepa que su inocente y pizpireta hija sea una psicópata enferma, creo que es motivo para
ir a la policía o al hospital para denunciarlo.

Que la perversa hija mate al criado en el sótano provocando un incendio en la vivienda y nadie vaya en su auxilio y, con posterioridad no acudan los bomberos, la policía a sacar el cadáver y pedir explicaciones, etc. ¡es de perogrullo!

Por último, a mitad de la película ya me olía el "plot twist" final: la madre jodida y la niña libre, ¡para mear y no echar gota! Aunque, al final, el guionista se retracta y se deshace de la impune niña con un rayo. ¡SÍ, HAN LEÍDO BIEN!