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Voto de Strénliko:
1
Drama Un hombre entra en un bar y, a sangre fría, dispara un revólver sobre cuatro clientes que bebían en la barra; a continuación huye. Al día siguiente, toda la ciudad habla del caso. Blanca, la directora de la Biblioteca Municipal, recibe una carta de un socio del centro, al que ella no recuerda, en la que le confiesa su apasionado amor y alude a la relación entre sus sentimientos y el crimen que acaba de cometer. (FILMAFFINITY)
7 de noviembre de 2017
6 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya no recordaba que Regueiro había sido el padre de "Madregilda" y "Amador" cuando me dispuse a ver esta película que pasaban en La 2. De haber tenido presente esas nefastas obritas mencionadas, habría descartado malgastar mi tiempo viendo este desquicio surrealista.
Me sorprende que las pocas críticas que aquí aparecen la puntúen con 7 y 8, cuando en realidad ninguno de sus autores se atreva a exponer una hipótesis en firme sobre lo que ha visto. Ocurrencias y vagas suposiciones, sí; pero una interpretación clara y racional sobre lo que ha presenciado, por supuesto que no. Como en la fábula Andersen, no falta quienes proclamen que el rey está vestido cuando en realidad se encuentra en pelotas.
Lo que resulta obvio es que esta impresentable película no podía estrenarse, so pena de que nadie estuviese en las butacas de los cines durante su tiempo de exhibición. Le tenía que sobrar mucha pasta al productor para invertir en una historia tan absurda, oscura y premeditadamente bañada de un ridículo surrealismo. Quizás inspirada en Lynch o en el mismísimo Buñuel, dos que gozaban tomándole el pelo al personal y disfrutando de los halagos que recibían como respuesta a sus absurdos filmes surrealistas, aunque no tuvieran ni la menor posibilidad de una conclusión inteligible.
Así pues, la otra noche me puse a ver "Carta de amor..." con la mente absolutamente abierta y sin tener montada la escopeta. A medida que iban pasando los minutos y lamentaba la decisión de ser espectador, hice acopio de paciencia para ser testigo de cómo acababa aquel engendro. Inútil espera, porque ni el mismo director sabía cómo poner fin a una patochada semejante, enredándose cada vez más en escenas tan delirantes y vacías como la de la carne en esos cuerpos destripados.
¡Y menudo papelón el de José Luis López Vázquez! Su voz suena fuera de cámara en reiteradas ocasiones cuando la bilbliotecaria relee la carta o recuerda alguno de sus fragmentos, pero el actor no pronuncia ni una sola palabra ante la cámara. Sus apariciones son de completo mudito.
Bueno, ya he dedicado demasiado tiempo a este absurdo bodrio. Regueiro no da para más. Sólo quiero enfatizar mi consejo, a quien en un futuro tenga la tentación de ver esta memez de película, de que no desperdicie los minutos de su vida con esta obrita. La puntuaría con un 0, pero no sale al intentarlo, así que no queda otro remedio que recurrir al 1.
Strénliko
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